No es que es un país tan raro que se dan fenómenos económicos, fenómenos de consumo que son difíciles de entender. Hay un boom de consumo, en paralelo con una inflación galopante.
Entonces ahí viene una contradicción: uno se pregunta qué es lo que verdaderamente está pasando, porque el país registra un fenómeno curioso, por ejemplo, de turismo masivo: el que tiene un manguito de más, en un fin de semana largo se escapa, los lugares están llenos, los hoteles están llenos.
Los recitales se ponen a la venta y en un minuto se agotan; basta pensar con Luis Miguel, con Tan Bionica, creo que Babasónicos también agotó, Fito Páez. Vas a un restaurant: los que tienen la dicha de poder decir, con un grupo de amigos o en familia, ir a comer afuera que hoy es un lujo y un privilegio, saben que no podes ir como era antes, que llegas a un lugar sin reservar y como te conozco. No, si no reservás, no entras; y a la vez, en forma paralela, y esto es lo extraño, lo contradictorio, lo que nos hace preguntarnos lo que nos interpela. Hay una estampida tremenda de precios.
Entonces, cómo se entiende esta contradicción de una Argentina que tiene una inflación galopante que superó el 108%, es que va va camino a superar el 110%, 115% el mes que viene, con todo esto que yo acabo de escribir: movimiento turístico muy significativos los finde largos; temporada veraniega que fueron buenas vienen; ahora viene el receso invernal y seguramente va a ser bueno y salimos a preguntar entre nosotros qué es lo que pasaba y todo el mundo respondía lo mismo. Pareciera que el consumo aparece como una suerte de Placebo.
Creo que Guillermo Olivetto, que sigue mucho el tema Consumo declaró hace un poquito en La Cuarta online que es un sitio de Internet que la sociedad transforma el consumo en un psicofármaco para tolerar la angustia.
Claro ¿qué angustia? la angustia de que sabes que el ahorro prácticamente es para pocos; la angustia de que sabes que si antes, de repente juntabas un mango para viajar, hoy no podés. Es como una angustia media selectiva porque después está la otra angustia, posiblemente la angustia verdadera, la de un país que tiene el 40% de pobres, la de un país no que anda mirando si hay un boom de consumo o no, sino que anda mirando cómo llegar a fin de mes, cómo sobrevivir en un momento muy complejo.
Una familia tipo necesito $191.228 para no ser pobre en marzo. Seguramente esa canasta trepó un poquito más. Ya superó la barrera de los 200. Mires por donde mires, salvo algún sector de la economía, muy concentrado en la pirámide más arriba y cada vez más chiquita, Mires por donde mires, todo lo que ves es una situación angustiante. Para el que se la gasta, como decía Olivetto en una suerte de psicofármaco para tolerar la angustia, es un tipo de angustia; o para que el que está con el agua por arriba de la cabeza, es otro tipo de angustia, pero por donde lo mires, a no equivocarse: este boom de consumo está Argentina contradictoria. Está exponiendo un problema.
Está exponiendo la contradicción, la distorsión a la que te somete algo tan perverso como es la inflación, que es de este gobierno y del anterior ¿será también del que vendrá?