Hoy miraba atentamente la participación de cada candidato ahí, en el Consejo de las Américas, una reunión del Círculo Rojo. A pocas cuadras estaba la otra Argentina, porque cuando uno miraba lo que cada uno de los candidatos decía bueno, el propio Massa no, porque está volviendo, está yendo ahora; y miraba como a pocas cuadras estaba prácticamente el centro estallado, explotado, de piqueteros paralizado.
Siempre pensamos en los comerciantes, en el tachero, en el que anda dando vueltas en el que necesita la calle normalizada, liberada para poder laburar, no para hacer grandes millones de pesos o de lo que sea, sino para hacer el día. Pensaba ¿Cuánta distancia hay entre una cosa y la otra? Por supuesto, si la Argentina tiene buena política macroeconómica y se posiciona, geopolíticamente bien y etc. entrarán más dólares a la Argentina si esos dólares entran. Se supone que una cosa está relacionada con la otra, es cierto. Y lo está.
Pero había momentos donde escuchabas a los candidatos y parecía como cómo es esta historia de la "Biblia y el Calefón": porque había un momento donde escuchabas a Milei elogiando a Fátima Flores, mezclado con la reforma laboral, que no será de primera, sino de segunda generación; en el medio se colaban los Brics, Carlos Perciavalle, un posible padrinazgo de un posible casamiento. Créanme que no me volví loco, eh, pasó todo eso. Después salía Patricia Bullrich y decía que sí, que no.
Entonces uno ahí trata de interpretar esto que hablábamos con Durán Barba recién en la angustia de la gente, en la sensación, más allá de la biblia y el calefón, de que nadie sabe qué va a pasar, no mañana, sino dentro de algunas horas.
¿Se acuerdan cuando en la previa a las elecciones vinieron aquí a la tarde todas las voces políticas de actualidad de la radio y me gastaron un rato cuando yo pregunté qué va a pasar el lunes y me gastaron por largo-placista? Bueno, post elecciones, la sensación es que está muy jodido pensar de un día para el otro. De un día para el otro.
En el medio les recuerdo, no recuerdo, les recuerdo a los políticos, nos recuerdo a nosotros, les recuerdo a la gente, a nosotros, a los que están en este momento volviendo a casa, después de un día largo de laburo, que estamos en una contienda electoral, que el escenario es ese y que en esa contienda electoral va al futuro nuestro, del país, de nuestros hijos.
Me interesó algo que decía recién Durán Barba, en esta idea de que Milei de a poco se va soltando en algunas cosas que antes quizás no se permitían. Cuando yo le preguntaba a Durán Barba, ¿hay algo en lo que Milei se parezca a Menem? Sí. Bueno, hoy, por primera vez, Milei se soltó.
Alguno dirá la Biblia y el Calefón. Repito: reforma laboral, Perciavalle, Brics, Fátima. Todo en una misma respuesta. Prácticamente yo sentí que se pareció un poco a Ménem.
Se divertía un poco más Milei contando que lo llamó Carlos Preciavalle, porque aparentemente, Percivalle es amigo de Fátima y se enteró que estaban de novios. Llamó Perciavalle. Milei vio que en el teléfono decía Carlos Perciavalle y decidió atender él: "Hola, Carlos, soy Javier". "Ay, Javier", le dijo a Percivalle, que vive en Uruguay, me parece: "Si se casan, quiero ser el padrino".
Yo miraba todo eso y automáticamente me acordé de un Ménem en campaña. Los que están del otro lado, que peinan canas, se van a acordar, esto lo hago con sumo respeto. Ya las partes hablaron. El propio Ménem no está. Pero en la campaña se jodía mucho que Menem mandaba con Julito González y otras.
Y un día se sentó en Crónica en un programa que se llamaba "El pueblo Quiere saber", con Luis Avilés. Había 2 mil espectadores, ahora hay mucho más. ¿Ahora cuántos somos? ¿Que dijo el censo? ¿Se terminó el censo? 46 millones de espectadores observan este presente de la Argentina, comparable con lo que quieras, con la época que quieras, donde busques, vas a encontrar.
¿Querés buscar en el Rodrigazo? irte a los diarios de la época vas a encontrar la Argentina; en un rato, Ramón va a ser algo que es típico de la hemeroteca. Palabra antigua pero necesaria. Ya no hay dos mil espectadores.
Ahora somos muchos los espectadores que cada vez miramos el espectáculo de la política argentina, con mayor asombro y con mucha angustia.
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