Algo está pasando por estas horas en la política argentina que todavía nos cuesta decodificar: mañana aparece en público Cristina Fernández de Kirchner en un acto en La Plata, en el Teatro Argentino, en medio de una enorme expectativa, sobre todo de la militancia, que todavía no resigna la ilusión de que Cristina anuncie algún tipo de candidatura.
En ese contexto, hay algo que de alguna manera incrementó la ilusión. Hay algo que está saliendo incluso del entorno de Cristina. Hay una curiosa campaña que involucra una lapicera, un cuaderno, un sello y las redes sociales.
Hay, aparentemente, un instructivo que tendría que ver con la suerte de un operativo clamor digital, en Twiter, en Instagram, en Facebook, cuyo título podría ser "las lapiceras del pueblo, todas juntas a escribir el nombre Cristina". De hecho, algo así es lo que circula en los grupos de WhatsApp de la militancia kirchnerista ahora.
Vendrá esto acompañado de todo un discurso que diga que aunque el Poder Judicial la quiera prescribir, que aunque su nombre aparezca en tal causa y en tal otra, la militancia va hasta el final, hasta el segundo final, a pedir por Cristina. El instructivo es simple: le están pidiendo a la militancia digital que escriba en un cuaderno, en un papel, "Cristina 2023", que le saquen una foto y que la suban a las redes. Eso está circulando desde el entorno de Cristina.
Ahora, el puntapié inicial lo dio calidad Carlos Bianco, el funcionario de mayor confianza de Axel Kicillof: se sentó en algún lugar y escribió en su cuaderno "Cristina". No se animó a tanto, no le puso el "2023", pero puso Cristina muy cerquita del membrete del Gobierno de la provincia de Buenos Aires.
Una interpretación podría ser que el mensaje es doble: por un lado, hay un operativo clamor; por otro lado, es una respuesta a aquel discurso de Alberto Fernández cuando dijo algo así como que sea la militancia la que tenga la lapicera para armar las listas.
¿Cristina 2023? Lo pongo en un signo de pregunta porque esta es la curiosa campaña que involucra a una lapicera y que hace que algunos funcionarios, los más cercanos a Kicillof, lo escriban en cuadernos con membretes oficiales.
Alguna vez dije en este espacio a esta misma hora, como todas las tardes en el comentario editorial, que si el futuro de este país es el pasado, estamos perdidos.
Cuando Cristina dijo que no iba a ser candidata, le creí. Cuando Cristina lo dijo enojada, envalentonada, a los gritos, en su pelea que tiene con el Poder Judicial por las causas que tiene, le creí. Yo creí cuando ella dijo que no iba a ser candidata. ¿Vos le creíste?