En medio del desastre de Bahía Blanca, que sigue sin luz, que sigue sin agua, donde ya aparecieron algunos vivos a cobrar el bidón de agua a cuatro lucas, Dios mío...
En medio de toda esa locura y tristeza, yo vi una foto que creo que es una oportunidad. Seguramente vos también la viste por ahí tenés otra mirada, otra interpretación. Es cierto, fue viral en las redes sociales o antisociales. La foto del presidente Milei vestido como si fuese Rambo y muchos se quedaron con eso.
Yo entiendo que a veces el lenguaje que se curte hoy en día va por ese lado. Yo vi otra foto. Yo vi la posibilidad de que en el medio de un desastre, con la tristeza que se está viviendo, no sólo por el contexto económico sino por este fin de año. Ahí había un presidente que pudo sentarse en la misma mesa que un gobernador del signo político completamente distinto.
Y ahí estaban. Nadie pretende que se repita todo el tiempo esto. O sí. Ojalá que cuando sucedan episodios de estas características donde el pueblo está mirando permanentemente a sus dirigentes, pasen estas cosas, se den estas señales y en este caso hay que destacar a los dos, tanto al presidente Milei como al propio gobernador Kicillof.
Los dos son intransigentes muchas veces a la hora de declarar en sus pensamientos, en su visión de la Argentina, seguramente en su mirada política, pero los dos se quedaron ahí, se sacaron una foto, se pusieron manos a la obra, se arremangaron y por lo menos, por lo menos dieron ese mensaje que no es poca cosa, que no es poca cosa en los tiempos que corren.
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