¿Son comparables la crisis a lo largo de la historia argentina? ¿Vale la pena hacer ese ejercicio? Seguramente cuando se entra en el detalle, en el precio del dólar, en la inflación, en la fortaleza o la debilidad política del Gobierno que afrontó cada una de esas crisis, sin duda nos vamos a encontrar con características distintas. Ahora, cuando uno arma una línea de tiempo, por lo menos en los últimos 50 años en la Argentina, en el horizonte, aparece en forma cíclica una crisis.
Aquella de junio de 1975, cuando gobernaba Isabel Perón; aquella de julio de 1989, la caída de Alfonsín, cuando se preparaba la llegada de Carlos Menem; la de diciembre de 2001, una catástrofe, un caos total; la de Macri, de agosto del 2019, que terminó pulverizando todo tipo de confianza política en el líder del PRO, que hasta hoy arrastra en todas las encuestas la peor imagen de todos los referentes políticos. Incluso, por momentos, empatado con Cristina Fernández de Kirchner.
¿Qué tipo de crisis es esta? ¿Es en vano comparar lo que pasaba en la Argentina hace 50 años? No tengo en claro qué tipo de crisis es, pero veo cosas que, por supuesto, hacen que nuestra vida se llene rápidamente de angustia, de ansiedad.
Recibí números de la consultora Taquion, que mide algunas cuestiones que son interesantes. Pregunta, por ejemplo, una vez que pagaste tus gastos esenciales, ¿qué es lo primero que hacés con el dinero que te sobra, si es que te sobra dinero? 22,4% de los consultados dijo que paga deudas.
Profundizó Taquion sobre con quién tienen deudas los encuestados: 42,7%, con bancos por tarjetas de crédito; 27,9% está endeudado con familiares o con amigos, 27,5% está endeudado con bancos por préstamos personales.
"¿Qué porcentaje de tus ingresos destinás a ahorros?", pregunta Taquion: 64,7% dice nada. Cero.
"¿Cuál es tu principal método de ahorro?", pregunta Taquion: 29,4% dice que no importa el precio, pero que compra dólares.
"Hoy por hoy, ¿cuán posible ves adquirir una casa propia, más allá de si sos propietario o no?": 67,2% dice nada probable; 25,4%, poco probable y 1,7%, muy poco probable. Es decir, que 95% de los consultados no ve ni una chance remota del día de mañana poder tener una propiedad.
No me engancho solamente con los números, me engancho con lo que está verdaderamente pasando en los barrios. Me engancho con lo que está pasando con la inflación en los alimentos: 29% aumentó el pollo; 29%, los huevos; 16%, las frutas; 11%, el arroz; 14%, las verduras; 8,6%, los panificados.
No sé qué tipo de crisis es esta. No sé a dónde puede llevarnos esta crisis. Sin duda, cada vez que uno se despierta con una escalada del dólar, posiblemente no te afecte porque no puedas ni siquiera ahorrar para pensar en comprarte un dólar. Pero ves el descontrol que hay.
Poco te importa, seguramente, la crisis de la sequía y que en la Argentina dejó de entrar tanta guita por etcétera, etcétera, etcétera. Porque estás pensando en otras prioridades.
No sé qué tipo de crisis es, pero sí sé que es una crisis que por donde la mires, arriba, abajo, en el medio, arrasa con todo tipo de plan que puedan tener. Y eso aplica para los que tienen más guita; los que ni siquiera la tienen, con lo cual no tienen un plan; y los que están en el medio, que a veces fantasean con alguna idea de un plan, un viajecito, guardar un mango, ampliar un cuarto de la casa. Arrasa por todos lados.
Cuando eso pasa, se asemeja a la incertidumbre que, sin duda, está inyectada por el vacío político que hay. ¿Dónde termina? El que te dice con certeza dónde termina es un chanta.