Mario Velázquez, exfutbolista argentino radicado en El Salvador desde hace 36 años, dialogó este martes en exclusiva con el programa MP 910, donde compartió detalles de su vida en un país que tiene dos grandes particularidades: desde hace dos décadas tiene al dólar como su moneda y desde hace poco más de 4 es gobernado por Nayib Bukele, un hombre al que muchos señalan como dictador, pero que se encamina a la reelección a partir de su política de mano dura contra las pandillas.
"Hoy la seguridad es notoria, salimos libremente. Antes, una casa valía 30 mil dólares, hoy 60 mil, la seguridad cambió eso”, contó Velázquez, quien en la Argentina llegó a jugar en Defensa y Justicia y estuvo a punto de firmar contrato en Colón. “La delincuencia se redujo en un 98%. Que te roben es prácticamente nulo. A menos que sea algo personal, pero ya no hay violencia terrorista, grupos armados que dominaban el territorio nacional”, agregó el argentino, aunque admitió que las "faltas de garantías constitucionales" por las que acusan a Bukele es un aspecto que claramente lo desagrada.
Desde sus vivencias en el ámbito deportivo y su arraigo en El Salvador, Velázquez reflexionó sobre cómo la dolarización influyó en la vida cotidiana de la población. Aunque mencionó que algunos ciudadanos añoran la moneda local, el Colón, reconoció que la llegada del dólar permitió "mantener el país" y evitó el efecto de la inflación y la devaluación.
"Acá mucha gente tiene familiares en EEUU que les mandan plata y viven con eso. En aquella época tampoco había tanta inflación, pero comenzaba a devaluarse y hubiese hecho su efecto", comentó Velázquez, aludiendo a cómo el cambio de moneda aportó cierta estabilidad económica.
En relación con la situación económica y social actual, Velázquez explicó que el sueldo mínimo ronda los 420 dólares aproximadamente, lo que permite una subsistencia básica. Sin embargo, también resaltó desafíos en la educación y la situación infantil, especialmente para aquellos niños cuyos padres enfrentan problemas legales o fallecieron.
"Yo tengo una escuelita de fútbol y están muy desprotegidos. Hay niños cuyos padres están presos o muertos, la situación infantil es delicada. Por suerte mucha gente reconoce y trabaja para eso”, afirmó.