"Es apenas el comienzo", dice un anuncio oficial de Lula da Silva, que cumple 100 días en su tercer período como presidente de Brasil. Tras su asunción el pasado 1° de enero, comenzó una gestión que tiene varias prioridades como primer mandatario.
Durante la campaña habló con insistencia de volver a unir al país, separado por la "grieta" fomentada por el anterior presidente, Jair Bolsonaro. También de poner de regreso a Brasil en los "mapas del mundo", porque la gestión anterior se caracterizó por la confrontación y aislamiento. Basta recordar la pésima relación entre Jair Bolsonaro y Alberto Fernández, los países más importantes del Mercosur.
Pero como siempre, la economía fue la prioridad del gobierno que comenzaba. Brasil sufrió un aumento de la inflación durante la pandemia a niveles que no vivía desde 2015. Un 10%, nada comparada con la inflación Argentina, pero Lula llevó su mensaje de "reconstruir el país" por todos los rincones de Brasil.
El mundo empresario y financiero de San Pablo, el motor económico de Brasil, esperaban que designara a Enrique Meirelles, un moderado quien fuera el presidente del Banco Central en sus dos primeros períodos. Pero Lula eligió a Fernando Haddad, quien justamente, se presentó y perdió en el ballotage para ser electo gobernador de San Pablo.
100 días que comenzaron con una grave crisis
En este primer resumen de su regreso al poder, los 100 días dejan mucho para reseñar. Tan solo a una semana de haber asumido, grupos violentos intentaron tomar las sedes del poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial en Brasilia, la capital del país.
Grupos bolsonaristas intentaron por la fuerza impedir lo que no lograron en las urnas ni en la justicia: que Lula fuera consagrado como presidente. Pero el intento de golpe de estado no tuvo eco en ningún sector político y tampoco en la policía y fuerzas armadas que se mantuvieron leales a la constitución.
Hasta Jair Bolsonaro, que se había ido a Estados Unidos para no entregar el poder y la banda al líder del partido de los Trabajadores, condenó la violencia. Tardó, pero lo hizo.
Regreso al mundo
Brasil es la economía más grande de América Latina. También líder en términos políticos en la región. Pero Jair Bolsonaro - espejo de Donald Trump - aisló al país que tiene una de las mejores cancillerías del mundo. Lula empleó gran parte de sus primeros 100 días en el poder para decir que Brasil está de regreso. Su primer viaje al exterior fue a la Argentina, para recomponer los lazos que estuvieron en su peor momento durante los últimos cuatro años con Bolsonaro.
En febrero, dio otro paso importante en ese sentido. Fue recibido por el presidente Joe Biden de los Estados Unidos.
En la Casa Blanca, quedó claro que el mandatario brasileño tiene otra concepción, radicalmente diferente a Bolsonaro. La cooperación y el multilateralismo, con el respeto por los problemas de la región en la relación con los Estados Unidos.
El tercer hito de sus primeros días de gobierno, en materia internacional, lo dio con el Amazonas. Bolsonaro tuvo por ejemplo, un duro enfrentamiento con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, por a depredación de esa reserva para la vida en el planeta. Lula quiere una amplia cooperación internacional para preservar ese enorme lugar que produce oxígeno imprescindible para la vida humana y actúa contra el calentamiento global. Noruega y Alemania anunciaron la reactivación de las inversiones del Fondo Amazonia, al día siguiente de conocida su victoria electoral. La habían suspendido por las ideas de Bolsonaro.
También Macron celebró el cambio de rumbo y Lula tiene a la ecología también en el centro de su agenda con la implicancia del desarrollo económico.
Los desafíos de la economía
Lula logró incorporar en sus primeros dos mandatos a 50 millones de personas a la clase media o dejar la pobreza. Pero luego esa situación se revirtió y se agravó con Bolsonaro. Pero en la época de la transición logró que se mantenga el plan de ayuda a los más necesitados que se terminaba justo el día de cambio de gobierno.
Ahora incluso anunció un plan de economía mixta, con objetivos marcados desde Brasilia y el impulso de las empresas privadas. Incluso hay un debate en el congreso por un plan de privatizaciones.
En este contexto, tal vez la única ayuda que dejó Bolsonaro fue un efecto colateral de su intento desesperado por ser reelecto. En los últimos meses de campaña, logró que Brasil tuviera deflación, el real se apreció frente al Dólar. Tal vez complique el intercambio internacional, pero dejó un piso un poco menos bajo para la reconstrucción interna de Brasil.
Pero esto es apenas un apretado resumen de los desafíos que aguardan al veterano líder del PT. Lo sabe bien, al cumplir estos primeros 100 días, también destacó otro dato: aún faltan 1360 días para seguir trabajando.
Información extraída de A24.com