Hoy planteábamos que es imposible en la Argentina vivir con un sistema electoral en el que se vota cada año, en un país que está inestable, endeble en lo económico, en lo social. Jugamos a votar todo el año y metemos una PASO en el mes ocho para votar de verdad en el mes diez, definir en un balotaje en el mes once y asumir el poder en el mes doce. Una locura por todos lados.
Espero que este viejo dicho de no hay dos sin tres, no se repita, porque tenemos dos situaciones calcadas. La última fue entre Alberto Fernández y Mauricio Macri, y la actual, donde se definió una PASO, pero hemos puesto otra vez al país en una situación de rodillas, mucho peor a la que teníamos antes del 13 de agosto.
Y lo explicamos con facilidad porque con solamente verlo, uno dice "repetimos la misma historia". Primero fue un delirio votar durante todo el año en todas las provincias, atentos a un calendario electoral que afectó la vida de todas las provincias, provincias que no se desligaron de tener que votar la presidencial.
Eso lo podemos enmendar. En definitiva, perjudica más a los candidatos presidenciales. Creo que afecta la vida de todas las personas que tienen que ir a cada rato a votar, con el desinterés que tuvieron este año, con números de ausentismo que son brutales.
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