Como fue hoy uno de los temas centrales en nuestro programa, que es el debate del día de ayer.

Uno, el debate que para mí recobra gran importancia porque es la última estación antes de la definición, en un año cargadísimo de elecciones.

Yo creo que estamos todos agotados y mire que a nosotros esto, mmm uno nos encanta y forma parte de nuestra vida y de nuestro trabajo, pero veo el ciudad y a la ciudadana común.

Quise la cantidad de veces que Botella no fui a la paso, fui a la otra, voy al ballotage.

Ni que hablar a las provincias que estuvieron desdobladas, pero es la vida misma y es lo que tenemos en estos momentos.

Ojalá con posibilidad de algún tipo de corrección, porque si no corregimos las cosas, repetimos los errores y nada cambia y estamos siempre igual.

Estamos siempre igual, lamentablemente para mi gusto en forma declinante, pero con relación a lo que va quedando de el debate del día de ayer.

A mí no me sorprende mucho lo que vi realmente no me sorprende adhiero al formato.

Estoy de acuerdo, porque el formato permite que los contendientes puedan expresarse y puedan utilizar el tiempo, cosa que es muy importante.

Pero vi y sentí más de lo mismo. Vi y sentí más de lo mismo.

Por qué?

Porque hay que definir los próximos cuatro años de la Argentina y creo que para lo poco que se vio en el día de ayer, mi aprobación es casi nula.

Yo vivo en un país donde escucho gente que está aturdida por un montón de problemas.

Y lo de ayer con un sistema muy particular donde Javier Milei se sometió a una entrevista de Sergio Massa a una entrevista, a una interpelación a un contestame por el sí o por el no, cuando Sergio Masa es el que tiene a su cargo la economía de este país, donde abandonaron a Alberto Fernández y Cristina Fernández, ya hace un tiempo bastante largo, Más de un año y medio que no gobiernan la Argentina.

Sí lo hacen en forma protocolar.

Sí lo podrá hacer Cristina Fernández en Las sombras, pero con un papel tristísimo.

Y me parece que mi ley tendría que haber consultado también acá y tendría que haber tenido otro tipo de rol.

Estoy de acuerdo con el formato.

Creo que hubo una diferencia sustancial entre masa y mi ley, pero vuelvo a repetir una cosa es el debate y otra cosa es la vida y la realidad.

Porque hoy Sergio Masa es el ministro de Economía de la República Argentina.

Nada más y nada menos.

Uno también comienza a preguntarse a esta altura, viendo el debate de ayer, donde no estaban los cinco, por qué llega mi ley a esta historia?

Y uno dice Che, algún mérito tendrá.

Pero también hay una falencia enorme de una oposición que actuó pésimo la Argentina con todos los egos habidos y por haber, donde Mauricio Macri tuvo una responsabilidad letal matando al candidato natural del espacio que era Horacio Rodríguez Larreta, inventando la posición de Patricia Bullrich para ir a una interna desgastante y transformando los votos de la gente que así lo determinó a Patricia, que no era la gran candidata en la candidata de la oposición enfrentada con Javier Milei.

O posición dividida o posición que pierde.

Se acuerdan cuando Cristina y el Frente Renovador estaban enfrentados? Qué pasaba? Perdían mi ley pro distanciados, pierden y uno empieza a preguntarse por qué también llegó.

Tiene capacidad y en algunos temas sí. En otros no. Realmente.

Uno tiene equipo y pareciera que poco está preparado.

No lo sabemos, pero me parece que todos los políticos argentinos tendrían que hacer también un mirarse hacia adentro y ver por qué un Javier Milei llega a la vida de definición en un balotaje en la Argentina.

Ustedes me dirán bueno, llegó un insólito castillo a Perú llegó un increíble Boris A Chile sí llegó Petro a Colombia, Sí, muchas veces como consecuencia, o Bolsonaro o Brasil, como consecuencia del hartazgo de políticas reiterativas, de políticas erráticas, de egos inmensos, de muchos candidatos y de muchos presidentes del continente.

Y un día llegó mi ley y yo creo que todos van a tener que preguntarse por qué mi ley llegó a esta instancia en la Argentina, donde hay dirigentes de carrera política eterna y mucho, con muchos valores y con muchas condiciones.

Para terminar, le presté atención y yo pensé que hoy iba a ser motivo de un análisis donde cada uno decía por qué quiero ser presidente y realmente ahí no.

No me tocaron ninguna fibra porque yo creo que El que quiera ser presidente de la Argentina tiene que llegar sabiendo que hay que bajar la inflación sabiendo que hay un avance del narcotráfico infernal en la Argentina, con soldaditos y con pibes tomados hoy por la droga, no solamente en la adicción, sino también en el hecho que trabajan para los narcotraficantes.

Hay una decadencia educativa donde los chicos no entienden los textos y donde los maestros están sometidos a un régimen extorsivo de muchos sindicatos.

Hay un colapso de la salud porque el que no tiene una cobertura médica a veces tarda siglos en poder tener una atención.

Hay sueldos de médicos lamentables y hay sueldos argentinos que son de pobreza.

La gran mayoría hay mucha inseguridad. Todos los días luchamos con este tema.

La ola de femicidios en la Argentina es letal y no lo resolvemos los gobiernos democráticos de los últimos tiempos.

Todos tuvieron escuchas ilegales preocupándose por la vida privada de los jueces, de los políticos y de los periodistas, pero jamás alertando que iban a matar a un fiscal de la nación, que iban a volar una embajada o que iban a volar una mutual como la AMIA, siempre tarde, siempre atrás y con cosas que no tienen ningún tipo de valor, una justicia muy light donde la policía detiene y donde la justicia libera.

Y la gran pregunta el futuro, el futuro mío, que ya estoy más grande, el futuro tuyo, que tal vez tenés menos años el futuro tuyo, que tal vez tenés los mismos años o más que nosotros, pero tenés hijos y nietos en una Argentina que no sabe para dónde va una Argentina que es un signo de interrogación.

Me parece que faltó explicar eso como corresponde para no seguir en tanta incertidumbre en tanta chicana y en tanta intrascendencia ante un hecho tan significativo como elegir un presidente para comandar un país por cuatro años.