En la conmemoración del día de San Cayetano, patrono del "pan y el trabajo", el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, dirigió este lunes una homilía frente al Santuario de Liniers, donde se congregaron cientos de fieles para escuchar sus palabras. Durante su discurso, el prelado destacó la importancia de reconocer y valorar a los "grandes laburantes no siempre reconocidos ni valorados", enfatizando la necesidad de un "trabajo digno, bien remunerado" para todos.
En su primera celebración masiva en un santuario desde su asunción como arzobispo el pasado 15 de julio, García Cuerva abordó la realidad de aquellos trabajadores que a menudo pasan desapercibidos y enfrentan condiciones laborales precarias. "Pienso en quienes trabajan en el reciclado juntando cartones muchas horas al día, y que con mucho esfuerzo los suben a sus carros, los venden, y así llevan el pan a sus mesas familiares", expresó.
García Cuerva también realizó un llamado a San Cayetano para solicitar un "trabajo digno y bien remunerado" para todos los argentinos. Asimismo, hizo referencia a la dificultad que enfrentan muchas familias para acceder a una alimentación adecuada debido a la creciente inflación, instando a buscar mejores soluciones para el bienestar de las comunidades más desfavorecidas.
"No nos queremos conformar, soñamos con más y mejor trabajo para todos y todas porque no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo a su pueblo", señaló el flamante arzobispo durante su discurso.
En su mensaje, el arzobispo resaltó la importancia de la unidad en la sociedad y la necesidad de políticas públicas que reconozcan y valoren los esfuerzos de aquellos que trabajan incansablemente. García Cuerva expresó su preocupación por la inseguridad social y económica que afecta a la población y pidió por un futuro más alentador y esperanzador para todos los ciudadanos.
García Cuerva insistió en que los fieles le pidan por más y mejor pan a San Cayetano. “Aunque muchos tienen trabajo, no alcanza. Los alimentos, como todo, aumentan y, como decía mi abuelo, ‘no hay bolsillo que alcance’. Y le pedimos a San Cayetano, mejor pan, porque tampoco nos podemos resignar a que nuestros chicos y familias más pobres vivan a polenta, fideos y arroz", concluyó.