Un cura de la localidad de Rincón de los Sauces, en la provincia de Neuquén, se vio involucrado en un extraño incidente cuando presuntamente intentó ingresar marihuana a una comisaría. Para disimular el traslado de la sustancia ilícita, utilizó un frasco de dulce de leche.
El hecho llamó la atención debido a que es común la presencia de sacerdotes en la comisaría, lo que inicialmente no generó sospechas. Sin embargo, al someterse a los protocolos de seguridad habituales, uno de los oficiales descubrió algo inusual al revisar los alimentos que el cura llevaba para los internos.
Dentro de un pote de dulce de leche, el oficial encontró envoltorios de nylon y 10 papelillos que llamaron su atención. Según informó el medio Río Negro, en total se incautaron 43 gramos de cannabis sativa.
La droga fue confiscada y trasladada al laboratorio para confirmar su autenticidad y procedencia, como suele ocurrir en casos similares. Fuentes policiales revelaron que cuando se notificó al cura sobre el hallazgo en el frasco, este afirmó que los alimentos y otros objetos le habían sido entregados por otra persona.
En consecuencia, el sacerdote se encuentra bajo investigación en una causa por tenencia y tráfico de estupefacientes. Las autoridades continúan indagando los detalles del caso para determinar su responsabilidad en el intento de ingreso de la droga a la comisaría.
Este inusual episodio ha generado sorpresa y conmoción en la comunidad, ya que la figura del sacerdote suele estar asociada con la moral y la rectitud. La situación plantea interrogantes sobre los motivos que llevaron al cura a intentar ingresar marihuana a una institución policial y cómo se relaciona esto con su rol religioso y su comunidad parroquial.