El caso del empresario Fernando Pérez Algaba, encontrado descuartizado dentro de una valija en un arroyo de la localidad bonaerense de Ingeniero Budge, partido de Lomas de Zamora, sigue develando detalles escalofriantes. Dos amigos cercanos del fallecido empresario han brindado declaraciones testimoniales que arrojan luz sobre la preocupación que sentía Pérez Algaba por su seguridad debido a las deudas que tenía y las amenazas que enfrentaba.
Los testigos, Maximiliano Pilepich, amigo y socio de negocios de Pérez Algaba, y Flavia Lorena Bomrad, gestora y amiga de la víctima, contaron episodios en los que el empresario se llevó armas de sus domicilios sin que ellos lo advirtieran. Estas declaraciones se suman al testimonio de que Pérez Algaba planeaba mudarse a Europa para escapar de las situaciones que lo inquietaban.
Según Pilepich, hace aproximadamente cuatro meses, en una reunión de trabajo en su casa, Pérez Algaba se llevó una pistola marca Glock calibre 9 milímetros sin que él lo notara. Al notar el faltante, Fernando admitió que necesitaba el arma para protegerse debido a las amenazas que enfrentaba por las deudas. Pérez Algaba había expresado su intención de dejar las cuentas claras con Pilepich antes de mudarse a Barcelona, España.
La gestora Bomrad también reveló que Pérez Algaba se llevó una pistola Bersa 9 milímetros de su casa, argumentando que tenía miedo y necesitaba un arma para sentirse seguro. Aunque la mujer se negó a prestarle el arma, se dio cuenta más tarde de que él se la había llevado. Pérez Algaba finalmente la devolvió al día siguiente.
El empresario Pérez Algaba fue visto con vida por última vez el 18 de julio pasado, cuando se encontró con Pilepich en un predio de viviendas de campo de General Rodríguez. En ese encuentro, Pérez Algaba le devolvió 60 mil dólares de una deuda pendiente y se quedó esperando a que alguien pasara a buscarlo, mientras Pilepich y otro amigo se retiraron en la camioneta Range Rover que le habían prestado.