
A todo el dislate que yo veo en Bahía Blanca, con opiniones de los científicos por sobre los políticos en cuanto a la estructura de la ciudad, los problemas de la ciudad, los cambios de clima que nos advierten que tal vez tenemos que ir de una vez por todas en algunos puntos de la Argentina con obras de envergadura y estar ya no discutiendo estas cosas viejas de obra pública, obra privada, sino lo que tenemos que discutir de ahora en más en la Argentina es obra eficiente, obra coherente, obra transparente y no caer en esas cosas viejas, no que discutimos permanentemente ante un problema y ante la gravedad de algunos hechos, me parece que los políticos tienen que ser muy respetuosos de lo que está pasando, porque la gente está muy sensible y emocionalmente está muy vulnerable.
Y lo de Bahía Blanca lo replico con otra cosa que para mí es clave y determinante lo que pueda pasar esta tarde en la marcha de los jubilados. En el caso puntual de los jubilados que en en la Argentina. Desde hace un tiempo muy largo a esta parte sufren porque los han metido en una situación de posmo absoluto.
Hicimos del sistema jubila la Argentina, un sistema che que cobren todos el setenta y cinco por la mínima trescientos Lucas y el que aportó toda la vida, que se joda, debe tener guita. Ese que aportó o tuvo un trabajo en blanco y siempre pondera la informalidad. Y siempre estamos en desacuerdo con lo que hace el mundo, donde busca muchos aportantes para que el jubilado viva dignamente.
Acá en la Argentina no tenemos un aportante y necesitamos cuatro aproximadamente y tenemos empleo negro y tenemos todo subsidiado. Entonces armaron un sistema donde arruinemos al que aportó toda la vida. Y ponemos al resto en moratoria cuando el sistema en el mundo que hace el que no aporta, lo incluyen, por supuesto, porque no lo van a dejar a la deriva, pero en otro tipo de figura donde no perjudica al jubilado que tuvo la suerte de poder aportar y hoy un grupo de barras bravas argentinas se van a apoderar de algo que es muy triste, que es el reclamo de los jubilados, los que menos molestan, los que menos fastidian, los que formaron parte de todos los ajustes habidos y por haber en la Argentina.
Los que tienen que depender del PAMI, los que tienen que utilizar gran parte de su dinero en comprar remedios, los que tienen que depender de un hijo, de un sobrino, de un vecino, de un amigo o de Dios. Y hoy un grupo de aprovecha de la izquierda y del Kisner mismo van detrás de esta convocatoria disfrazada de hinchas de fútbol. Todo nació con Chacarita Junior, donde la semana pasada parte de la barra cuyo presidente es el señor Néstor Dipietro, hombre de Cristina Fernández, ex director de IPF Ex concejal y diputado por Comodoro Rivadavia, donde hubo cruces con la policía y donde terminaron los jubilados metidos en medio de esta horrorosa situación.
Los barras bravas son delincuentes que en la Argentina se les da un porte de algo diferente. Son asociaciones ilícitas, son personas que están vinculadas al narcotráfico, son piratas del asfalto, son los que le venden drogas a tus pibes. Son los que venden alcohol en forma ilegal en los alrededores del estadio. Son los que aprietan y extorsionan. Son esas bandas de trapitos compuestas por un sinfín de delincuentes que copan los alrededores de la cancha de fútbol. Esos son los barra brava y hoy esta gente de cuarta se mezcla y aprovecha algo que en la Argentina no existe. Una supuesta unidad en el fútbol con barras de River, Boca, Independiente, Racing, San Lorenzo Velez Huracán Lanús, Banfield, Gimnasia Chacarita Chicago Estudiantes de la Plata para supuestamente proteger el derecho de los jubilados.
Los jubilados maltratados por todos los gobiernos habidos y por haber, la pérdida de las jubilaciones con el Gobierno de Javier Milei, comparables con los de Alberto Fernández. Ni que hablar con los gobiernos anteriores y tenemos que estar tolerando que jodan a los viejos, supuestamente con esta idea que los están apoyando por el amor de Dios. A ver si recapacita en un poquito la can por la izquierda detrás de estas convocatorias de mafiosos, mezclándose con gente que necesita absolutamente todo.
Cuando la señora y su marido manejaban el país y pasó lo de Cromañón. Se rajaron en dos minutos al sur. Y cuando pasó el chorreo bestial de once, donde murió mucha gente inocente, muchos trabajadores, la señora tampoco estaba. Me parece que no hay que dar clase cuando uno no tiene los pergaminos limpios para poder opinar sobre los demás. Creo que para estos momentos de tanta tensión y de tanto dolor es bueno que el presidente esté ahí. Y es bueno que acepte la convocatoria que hace Axel Kicillof y que se reúnan y que piensen en la reconstrucción de una ciudad que está devorada por el dolor.
Y que en poco tiempo, cuando baje el agua y empecemos a utilizar un poquito más la cabeza, entenderemos a los profesores de la UPN, entenderemos a los científicos de Conicet diciendo que no es una cuestión política, sino dirigencia que no creen en los científicos y creen los políticos que saben más que el resto de la gente.
Tal vez si se hubiese hecho lo que se pregonó con la gente que sabe y entiende en muchos puntos de la Argentina, hubiésemos evitado este tipo de locuras, aun ésta que que son absolutamente inmanejables cuando te llueve en un rato lo que llueve en en seis meses hubo durísimas advertencias marcando lo que podía pasar.
Ojalá que con el presidente en Bahía Blanca no se saque ningún tipo de ventaja. Ni el gobierno ni los opositores. Dejémonos de joder con estas idioteces sublimes de grietas y de situaciones incomprensibles.
En un país con tantos pobres y con tanto dolor respetemos de una vez por todas a la gente. Y el que no está en esa condición dé un paso al costado de algunos y de algunas. No necesitamos absolutamente nada. Por favor, respetemos a la gente. No tienen dónde dormir. No tienen qué comer. No saben si mañana van sus chicos a la clase, perdieron absolutamente todo y ya tenían muy, pero muy poco.
Combatamos a los que hacen de esto un show, combatamos a los que hacen de este negocio y afanan y meten alias donde no hay que meter o se quedan con cosas que pertenecen a la gente. No alcanza solamente con el corazón solidario de los argentinos. Hace falta un paso a la inteligencia y ojalá nuestros políticos estén a la altura de la circunstancia a partir de esta situación tan cruel y de tanto dolor.