
Me sucede como me sucedió en el Mundial, donde hago un comparativo casi permanente y constante en lo que veo un éxito rotundo, no solamente deportivo de la selección nacional, sino de estructura de base, de solidez en un sinfín de cosas que trajo un resultado. Cuando ayer veía en la plata este escándalo de estos delincuentes de barras bravas tiroteando.
Lo que pasó hace dos semanas en el Congreso con barras bravas utilizados para supuestamente defender algo que tendríamos que defender sin ningún interés ni político ni económico, como es a los pobres jubilados en la Argentina, que los transformaron en el sector más pobre pagando una miseria desde hace tanto tiempo. Y viendo lo que pasó ayer con un regreso de la barra brava de River.
Después de años que River le cerró la puerta a estas barras de delincuentes y estas asociaciones ilícitas y toda esta mafia enquistada fundamentalmente dentro del ambiente del fútbol, me permito marcar una notable diferencia entre lo que es el modo equipo y el modo seriedad que tiene la selección argentina. Y lo quiero comparar con otras estructuras que giran alrededor de nuestra vida en un país que fracasa sistemáticamente en un montón de cosas.
Y me parece que tenemos que prestar atención, no? Porque mientras abrimos la puerta para que vuelva una barra brava ayer anoche en la cancha de River, cuando esto está vedado en esta institución. Y alguien cree que es bueno que regrese hoy, tendría que darle la explicación a alguien. Quién fue el que permitió esto ayer en la cancha de River? El regreso de estos delincuentes.
Mientras vemos esto, vemos lo antagónico. Vemos un modo equipo, vemos un modo seriedad. Vemos un director técnico que lidera un grupo de estrellas con tal vez los egos profesionales más altos que puedan tener todos estos chicos que aun en esa cara de humildad y aun en estos gestos de convivencia que tienen son tipos que cuestan entre cincuenta, sesenta cien millones de dólares y viven una situación absolutamente opuesta a la que vive el argentino Todos los santos días, país que ellos visitan mínimo una vez al mes para jugar al fútbol.
Por qué el liderazgo de un director técnico sin redes sociales, sin agresividad permanente, sin contestar boludeces que algunos dicen es el folclore del fútbol, pero son agresiones encubiertas, sin atacar a nadie, mostrando un modo casi perfecto de conducta y de tonos. Le va bien en una Argentina donde estamos hartos de ver políticos todo el día con Twitter, mal tratándose, insultándome y creyendo tener siempre la última palabra. Por qué un director técnico educado con buenos tonos sin entrar, que la barbaridad permanente de la descalificación le va bien en un país que está totalmente crispado y que discute todos los santos días cualquier cosa y que gasta energía como si fuéramos Suiza. Y estamos jugando como país en Primera C desde hace décadas.
Realmente me llama la atención porque yo entiendo muchas veces que algunos creen que estos son gestos de debilidad y para mí son gestos de grandeza y marcan un camino. Marcan un camino, porque hoy, por supuesto, hay un éxito deportivo.
Pero el éxito deportivo está cobijado bajo un sinfín de actitudes de quienes conducen este proceso y de quienes forman parte de este proceso. Porque esos chicos que podrían estar hoy compitiendo entre sí peleándose por el ego, luchando por un cartel estelar, luchando por ese amor que vos como hincha, le das cada fin de semana que los podés ver en el fútbol internacional y cada partido que los ves en Argentina han armado un verdadero equipo de trabajo.
Y me parece que ese verdadero equipo de trabajo nos tiene que hacer pensar que hay cosas que en la Argentina también tienen que estar extinguidas y terminadas las barras bravas, los delincuentes, si podemos alentar una selección sin barras bravas, sin esa bandera inmunda de borrachos de tablón y toda esa mafia enquistada.
O lo que vimos ayer en la plata o lo que vimos hace una semana con ese delincuente prendiendo fuego, un patrullero y toda esa gente manchando lo que son los mantos sagrados de la institución. Porque una camiseta para el hincha de fútbol es lo más sagrado que hay Y una manga de delincuentes haciéndose pasar por defensores de los derechos de los jubilados y cobrando un dinero para ir a romper toda la ciudad de Buenos Aires.
Me parece que el país marca una tendencia opuesta Barras bravas por todos lados, gritos, confrontación, Twitter para descalificar Che, Milei, Che, Cristina una falta de respeto, una falta de educación. Falta el modo equipo y falta un modo racional. Y falta entender que desde un lugar diferente que es la educación, el perfil bajo, no entrar en polémica, no contestarle a estos señores Raphinha, Sergiño y no sé como cuánto más se puede obtener lo antagónico y lo opuesto, y es que nos vaya bien.
Ojalá algún día lo podamos entender. Yo lo que quiero marcar, que muchas veces la educación, los buenos tonos, las buenas respuestas, algunas que no tienen, tal vez el brillo o los condimentos para decir qué título metió Scaloni, qué título puso Julián Álvarez? Qué título puso Alexis? No importa, no siempre es la contundencia. No siempre es el golpe bajo, no siempre es la falta de respeto. No siempre es la avivada esa Argentina que nos metió donde nos metió en un país donde hemos perdido muchos valores y me parece que lo que estamos viendo acá es un modo equipo, valores por todos lados y resultados por todos lados.
No les llama la atención que es el método opuesto a la política, que es el método opuesto a la forma de vida que adoptamos gran parte de los argentinos, que estamos todos los días en tensión, gastando energía y al palo, a ver quién le contestó a quién, Cuál es la segunda pregunta, cuál es la repregunta? A ver quién es el más vivo y, en definitiva, el más vivo.
Parece que no es tal modo equipo modo, éxito, abanderados de algo que forma parte de un sentimiento genuino y muy fuerte de todos los argentinos como es el fútbol, el fútbol. Tal vez en este modo selección dándonos una pequeña enseñanza que para mi gusto tendría que ser un poquito más grande. Me aparto de la pelota, me aparto de los resultados. Hablo de un estilo, hablo de un modo de un modo, equipo que Argentina no tiene a nivel país a nivel político.