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Editorial Paulo Vilouta: "En las Malvinas no hay dos verdades"
Editorial Paulo Vilouta: En las Malvinas no hay dos verdades
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Un día muy fuerte, un día de reflexión y me encanta que los feriados caigan. El día que caigan y se respete lo que para nosotros era esa vieja tradición. Yo no, no estoy con que siempre lo del pasado fue mejor, no? Muchísimas cosas son muchísimo mejor en el presente y ni que hablar lo que vamos a tener en un futuro, pero hay que concientizar y hay que tomar los días para lo que son y hoy es un día de reflexión.

Hoy es un día de profundo dolor para los argentinos, porque hace cuarenta y tres años pasaba lo que pasaba y si cerramos los ojos todos vamos a tener recuerdos que éramos chicos y los actos y la escuela y las islas Malvinas y las veinticuatro horas de los medios de comunicación transmitiendo absolutamente todo. Y vamos ganando. Y después terminamos como terminamos, y la utilización de algo que está tan metido en el alma de los argentinos como las Malvinas para tratar de consolidar un sistema, el del proceso, el de la dictadura militar en la Argentina, que estaba en profunda decadencia.

Por eso, para mí hoy es un día donde todos recordamos donde todos evocamos, pero también todos tenemos que agradecer profundamente a aquellos que hoy nos acompañan aquí a los familiares de las víctimas de Malvinas y aquellos que ya no están con nosotros y están en el cielo porque son los responsables de haber permitido el regreso de la tan necesaria y mentada democracia de la Argentina en mil novecientos ochenta y tres. Ese dolor y esa incomprensible guerra. Cuarenta y tres años atrás. Nos hace vivir lo que estamos viviendo en el día de hoy, Por supuesto, sin las islas y sin un montón de argentinos que dejaron su vida en esa incomprensible batalla que tuvimos allá lejos y en el sur.

Hoy es un día donde tenemos que evocar los tenemos que recordarlos, pero también tenemos que agradecerles por todo lo que pasó. Hace tanto, tanto tiempo atrás, todas esas familias que quedaron golpeadas y tocadas, todos aquellos que quedaron en Malvinas, que quedaron en nuestros mares, pero aquellos que regresaron y tampoco pudieron superar porque nadie los asistió y nadie los atendió como se debía psicológicamente psiquiátrica, lo que es un golpe tan, tan tan duro de chicos muy chicos que fueron a defender los colores argentinos en las Islas Malvinas.

Es increíble que en el dos mil veinticinco, con el mundo tan globalizado y con todo tan claro, que el mundo no reclame a viva voz como nosotros, que ese territorio es nuestro, solamente hasta un burro mirando un mapa, se da cuenta que las Malvinas pertenecen a la Argentina y hoy es un día donde tenemos tal vez los argentinos, el único punto de verdadera unión, porque las Malvinas nos unen en algo que es sumamente institucional.

Después tenemos, por supuesto, el divertimento del fútbol, que es otra cosa y de la selección nacional muy metido adentro y hoy sin discusiones. Si no, siempre discutimos que los sistemas que los nombres que me gusta este y no me gusta el otro. Entonces juego a favor y juego en contra. Hoy ese nicho futbolero con escalón y con Messi, con su seriedad, con su educación han hecho que no haya grietas y la gente los apoye con mucha emoción.

Pero las Malvinas nos unen a todos. Acá no hay discursos. Acá no hay cuestiones antagónicas. Acá no hay grietas. Acá no hay dos verdades en esta Argentina donde hemos empezado desde hace mucho tiempo a creer que cada uno tiene una verdad y las verdades son una, no hay más de una, una es verdad y la otra es mentira siempre y muchos viven en un montón de temas, mentiras. Y en Malvinas vivimos verdades que son nuestras, que es nuestro territorio, que no le pertenecen a los ingleses y que nos unen en un sentimiento genuino y perpetuo y que lo tenemos que respetar cada dos de abril.

Ojalá algún día, algún dos de abril, no solamente tengamos que evocar a los que se fueron, sino que tengamos que reivindicar a los que vayan llegando y vayan pisando un territorio sagrado, un territorio argentino, un territorio nuestro hoy en manos de otros, pero un territorio para toda la vida, en el corazón, en el alma y en el sentimiento de todos los argentinos. Ojalá que Malvinas sea un faro para que en muchos puntos, sin tantas vueltas, sin tantas interpretaciones, sin tanta doble verdad que termina siendo siempre algo, una mentira, nos podamos unir y podamos sentir lo mismo que sentimos cada dos de abril y cada día nuestro. Cuando decimos que las Malvinas son y serán siempre argentinas.

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