
No puedo creer que un gobierno que tiene cosas para apretar el puño no sé si en la Argentina podemos festejar porque estamos tan mal en un montón de cosas que es difícil festejar. Pero la semana había comenzado compleja para el Gobierno argentino con esto de la guillotina que vuela al de ANSES que vuela, el otro que vuela, la otra, que casi vuela al de Medio Ambiente. Que la hija de ca. Todo este sistema tan particular que hemos asumido los argentinos hace tanto tiempo que parece que todo es desde las patadas, la prepotencia. Esto se hace así.
Usamos una palabra tan desagradable como la palabra guillotina, pero el Gobierno sabe que, por otro lado, tiene números que le sonríen porque la imagen de Javier Milei está muy alta, porque el número de inflación de dos dos es un logro importantísimo, porque el número de pobreza nos lleva a una pobreza estructural casi de treinta y cinco por ciento. Pero no es el delirio de los cincuenta y cinco, cincuenta y seis, cincuenta y siete.
Hay gente que con menos inflación y con una a ganándole a la inflación y sin los delincuentes que le sacaban plata con los planes sociales puede comenzar a recomponer un poquito su vida, no hacer clase media ni nada por el estilo, porque son años, años y años de decadencia brutal en la Argentina y no sé si nosotros, que andamos pisando los sesenta, vamos a ver una Argentina próspera.
Tal vez no podemos ver una Argentina con mejoras con índices más normales, pero no vamos a ver lo que pretendemos todos. Un país sano, próspero, pujante, creciente con nuestros hijos, con nuestros sobrinos, con nuestros descendientes, sabiendo que la Argentina va a ser una potencia y el gobierno se mete tiros a los pies. Desde la inexperiencia hasta esto que no sabemos qué es lo que pasó el viernes con este fin de semana cripto en la Argentina.
Yo no puedo creer que el presidente de la nación todavía sienta o crea que es un ciudadano común y corriente y que tiene algunas atribuciones que le da la investidura presidencial, pero que para el resto es uno más de nosotros. Yo puedo poner en un tuit o en una historia de Instagram un consejo contarles a ustedes si quiero dónde, como qué compro, qué calzado uso muchas veces porque forma parte de un canje, muchas veces porque forma parte de una buena onda y muchas veces porque uno dice che, compartamos algo sin ningún tipo de ventaja económica de por medio. Pero somos ciudadanos comunes más allá que nosotros. Tenemos una exposición pública porque somos periodistas, pero no somos el presidente de la nación. Los presidentes tienen que tener un comportamiento ejemplar los presidentes tienen que pensar una y mil veces todas sus acciones.
Yo estoy cansado de ver en la Argentina que creemos como le damos una figura de padre de Pater a los presidentes, creer que los presidentes y las presidentas pueden todo. Malos tratos, malos modos, palabras definitivas. Lo dice el presidente, lo dice la presidenta. Es como que el resto somos todos discapacitados y no tenemos la posibilidad de poder pensar o de poder discutir algo. A mí esto de la guillotina de los ciento dieciséis también me llama la atención porque es un método de trabajo el cual no comparto. No quiero inútiles, no quiero ineficientes. No quiero ñoquis. No quiero junta sueldos. No quiero nada de eso, pero tampoco esta historia que digo a y me ponen tarjeta roja y en dos minutos estoy afuera.
El presidente de la nación tiene que darnos una explicación para saber si actuó de buena fe. O si hay algo que lo pone en una situación compleja, que es nada más y nada menos que el daño a la credibilidad, tan importante para nosotros, los argentinos, que estamos tan dañados en materia de credibilidad porque nos abrazamos muchas veces a proyectos, a ideas, a salvadores, a salvadoras y nos ha ido muy mal. Y me parece que el presidente, que es un outsider de la política y que vino supuestamente para borrar ciertos vicios y ciertas cosas malas de la política, no tiene que tener ningún tipo de ventaja.
Hoy es presidente de la nación y hay que cuidar la investidura presidencial y hay que cuidar los entornos y hay que cuidar a los consejeros y hay que cuidar al presidente para ver de qué forma se maneja con algunos temas. Esto forma parte de un error. Esto forma parte de un delito. Bueno, la justicia argentina, de la cual cual tanto se desconfía, tendrá la obligación de ser muy minuciosa y explicar qué pasó.
Y poder estar tranquilo y sereno, porque acá hay muchísima gente que confía en Javier Milei y quienes no confían. También saben que forman parte de un sistema y viven en una sociedad donde tienen que estar lo mejor posible y es imposible a la Argentina estar bajo este credo permanente de creo en Milei. Entonces nada está mal, creo en el Kyle. Entonces todo está mal.
No podemos vivir bajo esa situación tan, tan infantil y tan ridícula porque nos hace mal. Tenemos que pedir siempre explicaciones. Tenemos que pedir que la cuenta esté al día, sea quien sea, gobierne quien gobierne. y que no nos pasen por arriba, porque esto es una democracia y podemos opinar.
Podemos disentir, podemos decir me gusta, podemos decir No me gusta, es bueno, es malo y el presidente tiene en juego una porción de su credibilidad más allá del fanatismo que despierta en mucha gente que perdona absolutamente todo.
Para terminar yo pensaba Qué suerte que la guillotina se maneja bien, bien, bien arriba en el Gobierno argentino, porque de no haber sido Javier, Milei hoy ya no estaba más en el gobierno argentino. Y por último, ya no me horroriza. Creo que me da hasta un poco de ternura ver cómo algunos comienzan a darse cuenta que en lo público puede haber irregularidades, que en lo público puede haber corrupción, que en lo público puede haber maniobras delictivas y habro de todos aquellos que hace muchísimos años en la Argentina vienen defendiendo a personajes como José López, a Cristóbal López, Amado Vudú, al Señor debido a Lázaro Báez, a la dueña de Hotesur, la doctora Kirchner.
Doblemente hay doble conforme condenada por corrupción en vialidad ochenta mil millones de peso mínimo y la esperan los cuadernos de las coimas y la espera o te sur y la esperan memorando con Iram y algunos no ven nada. Acá ven una santa en la Tierra, como también todos aquellos que durante años no abrieron la boca ni un segundo para hablar del secretario de esta señora, la dueña de Hotesur, que mínimo lo encontraron como siendo secretario. Setenta millones de dólares.
Muchos argentinos, muchos también de este lado del mostrador. Colegas míos que defienden a estos emprendedores exitosos que han pasado por la política, que tienen hoy una vida injustificable y que están llenos de causa. Esos mismos personajes hoy piden desactivar al presidente de la nación, Javier Miley, sin una prueba contundente, sin una prueba clara y aprendiendo tal vez que a partir del catorce de febrero de dos mil veinticinco existe la posibilidad de la palabra delito en la función pública. Hasta ahora no la conocían o la conocen y se hacen reverenda los pelotudo