Cerramos una semana como todas. Yo hoy lo planteaba tempranito con Nuria. Digo qué semana y la verdad que lo que me planteaban las chicas acá Cande y Nuria es lo cierto, porque todas son muy duras y muy virulentas.
En la Argentina ésta deja una enseñanza muy, pero muy fuerte, porque el Gobierno tuvo que escuchar lo que pasó esta semana con una manifestación de más de quinientos mil personas sólo en Buenos Aires, con el tema de la educación pública.
Y hay un punto de encuentro y me parece que el punto de encuentro y lo vuelvo a repetir, pero desde el hartazgo ya es el camino que necesita Argentina hoy.
Yo sé que nos encanta el fuego de artificio, la declaración violenta, la contestación, la contestación de la contestación, el título en el diario, en el portal, en el noticiero Pero yo no estoy de acuerdo porque tenemos que construir un país que está en ruinas y me parece que a los gritos y con todo este clima de violencia no avanzamos.
Pero me parece que el Gobierno tuvo que escuchar y también quienes maneja las universidades en la Argentina entender algo que con mi ley o con quien sea a futuro hubiese sido en la contienda de cinco contendientes, eh?
Que fueron por la presidencia de la nación de Argentina. Algún hábito va a tener que cambiar. Yo sé que hay cosas que para nosotros los argentinos son sustanciales, inamovibles y modificables. Tenemos algunas tradiciones que no las podemos mover.
Por lo menos nosotros casi cumplimos los mandatos de nuestros abuelos y de nuestros padres. Las generaciones que vienen no sé cómo son, creo que hay cambios. Mucho tiene que ver con que se han criado tal vez de crisis en crisis. Hoy hay muy pocos argentinos y uno mira un trabajo de opinión que aspira a comprarse una casa. Y hace un tiempo atrás, cuando nosotros éramos chicos, sabíamos y teníamos como un mandato, que nuestra vida era el ladrillo, el hogar, los que podíamos estudiar una carrera, el esfuerzo y el ahorro.
Y hoy hay muchos valores y muchas cosas que en la Argentina han cambiado las nuevas generaciones. Hoy hay un montón de chicos que desiste un trabajo en relación de dependencia y creen que eso es atarse casi a un sistema laboral de esclavitud. Les desi ché, pero hacer un esfuerzo saca una cuota. Ahora que están estos créditos nuevos y antes que no había, qué sé yo? Vení loco, me voy a hipotecar treinta años y me voy a privar de vivir para tener un departamento alquilo.
Y si no, el día que no está vos, porque generalmente vamos pasándonos los bienes por una cuestión de herencia. Los chicos iban a la facultad, lo veíamos esta semana. Siete de cada diez no hacen pie en la facultad y abandonan tres de cada diez se reciben y tal vez cumplen con vocaciones que son diferentes a las nuestras que éramos.
Yo me acuerdo cuando en la secundaria nos hicieron el test para ver qué futuro teníamos o qué vocación el test vocacional. Mis compañeros. A ninguno le daba músico o cantante. O yo era el porque periodista era como el que menos encajaba porque todo lo era. Ingeniero, agrónomo, médico, abogado.
Las cosas fueron cambiando y el país también. Y hoy las costumbres, lamentablemente, algunas para bien y otras para mal. Pero estamos atados a un montón de situaciones que creemos que son inmodificable, inamovibles. Pero el país no es el mismo desde mil novecientos setenta y pico en adelante, Argentina entró en ruinas y estamos con una economía pantagruélica.
Entonces tal vez crecimos en un montón de cosas que hoy no las podemos sostener y no las podemos mantener. Después vamos a tener que elegir cuáles podemos y cuáles queremos. Porque a mí me encanta la educación pública, pero vuelvo a repetir. Quiero que entremos en una intervención no solamente para ver la guita, sino para ver por qué tan pocos chicos se reciben.
¿Por qué tres de cada diez terminan la secundaria? ¿Por qué en la primaria los chicos de tercer grado, el cincuenta por ciento no entienden lo que están leyendo? No entienden lo que están escribiendo o no saben multiplicar o no saben dividir. Eso quiero porque es un país que se nos vino abajo en un montón de cosas, no solamente en lo moral.
Se nos vino abajo en temas gravísimos como es la educación, como es la salud y como son los números de la pobreza y de la indigencia. Entonces vamos a tener que decidir y vamos a tener que elegir sin enojamos tanto y sin tener que ponerle a todo tanta ideología. El titular de la feria del libro está enojadísimo porque el Gobierno no aporta, dicen algunos, trescientos otros doscientos.
No sé cuál es el número final para esponsor su presencia en la Feria del Libro. Es bueno que esté el Estado en la Feria del Libro? Por supuesto que sí. Es imprescindible, por supuesto que no. Pero de ahí a enojarse y descalificar al presidente porque no paga un esponsor, me gustaría que lo contradigan en cuanto a sus pensamientos y en cuanto a lo que pueda hacer un recorte a nivel general, pero no el esponsor que pueda tener o no la feria del libro, que se sustenta también con otras cosas y que es un éxito de hace tantísimos años en la ciudad de Buenos Aires.
Como también me encantaría que hoy los sindicalistas de nuestro país, que representan a pocos trabajadores ya porque hay cinco o seis millones según el Index que están en negro, no festejen los recortes de los proyectos laborales que llegan al Congreso porque hay muchos, eh?
Está el de la Coalición Cívica, está el del killer mismo está el de la Unión Cívica Radical, está el de la izquierda, pero algo hay que hacer. Algo hay que mover, porque si no seguimos siempre con la flecha para abajo, algunos representados con los sindicatos, la mayoría sin vacaciones, sin art, sin prepaga, sin jubilación a futuro, condenados a vivir con ciento noventa mil pesos de una mínima. Seamos un poquito más amplios. Bajemos un poquito el tono de discusión.
Ayer el señor Pablo Moyano decía la verdad. No tengo idea de qué se trata el proyecto que está entrando al Congreso, pero nos oponemos. Y esa es la costumbre o la síntesis que hoy tiene la Argentina.
Hoy con Miley, antes con Macri, antes con Cristina Fernández, antes con Nestor Kirchner, antes con Raúl Alfonsín. Me opongo sin saber y me parece que los resultados están a la vista porque lo sabemos. Un país hoy en decadencia plena, con números realmente espantosos.
No hay una sola encuesta o trabajo de opinión o estudios comparativos con los países de la región que nos muestren que en algo estamos mejor. Hoy salió uno nuevo de la consultora Kity. Los argentinos a la cola de un ranking de capacidad de ahorro.
No queda arresto para el bolsillo. En la mayoría de los argentinos, veinticuatro por ciento es el porcentaje que afirman tener alguna capacidad mínima de ahorro muy bajo. En el dos mil veintitrés, un año atrás teníamos un veintinueve. Hoy tenemos un veinticuatro.
El único dato, el optimismo de la gente joven, que son los que van a tener que manejar las riendas del país, porque la gente entre dieciocho y diecinueve años, más del noventa por ciento, sostiene que Argentina tiene un futuro económico distinto al que tenemos desde hace tiempo.
Todos nosotros que venimos en esta lucha permanente no tenemos un solo dato alentador a nivel educativo, Brasil y Chile hoy también nos están superando a nivel secundario. Ni que hablar de la inflación y casi casi empatando índices de algunos países que dan vergüenza en materia de pobreza y en materia de indigencia.
Menos gritos, menos frases, menos Twitter, menos descalificación, menos bochorno y más ideas, porque creo que es el único camino que tenemos. Ideas, debate y encontrar cuál es la mejor para no piar. Tanto como venimos pifiado desde hace tantas décadas en la Argentina, con resultados que nos gusten o no nos gusten, son malísimas.