
Hoy hay un dato importante en la Argentina que tiene que ver con la baja de la pobreza, pero también hay una bisagra muy, muy difícil de poder romper en nuestro país. Ayer estaba en casa, como lo hago miles de veces por día, haciendo un repaso de los portales informativos. Y las fotos de todos los portales estaban encabezadas por Mauricio Macri y por Cristina Fernández.
Digo qué difícil vivir en un país atado a un pasado que la gente ya le puso un límite a través de las urnas. Porque Cristina Fernández anda mendigando la posibilidad de su libertad cuando está condenada por corrupción. Qué feo, no? Por corrupción, jugando su última carta para no ir presa más allá que van a jugar con la historia de la persecución pa pa pa pa papá.
No solamente presa por este caso, sino que le esperan otros casos de corrupción como el de los hoteles que el Banco Central determinó ya que las deudas son incobrables. No, porque no hubo un objetivo comercial, sino que hubo un objetivo para lavar dinero, entre otras cosas, y el cuaderno de las coimas, donde no solamente está Cristina Fernández, hay otros políticos argentinos y es un verdadero papelón recaudatorio extorsivo de esa gestión.
Y del otro lado, Mauricio Macri pretende ser el Milei que no pudo ser. Porque no solamente no le dio la nafta para llegar a ser el candidato, sino que no apoyó nunca a sus candidatos porque no apoyó con fuerza a Horacio Rodríguez Larreta y desestimó siempre a Patricia Bullrich, que la tomó como una empleada y por eso Bullrich, en algún momento le planteó su emancipación. Hasta acá llegaste punto listo. Fui yo la que puse la carita, la que saqué veintitrés puntos y la que fue a trabajar con Javier Milei ayer el presidente Macri. Pidió una devaluación.
Esto se arregla con otro tipo de cambio en una Argentina donde hoy hablamos de los índices de pobreza como consecuencia de la devaluación permanente. De los malos gobiernos, de los gobiernos corruptos y de la inflación galopante. Y uno dice Che, tenemos que estar atados a este pasado de una Cristina Fernández que quiere condicionar al futuro del espacio, que hoy puede ser Axel Kz lov pretendiendo estar en toda la jugada. Si no estoy yo o si no decido yo voy a la provincia y juego de diputada de la tercera, que es siempre buscando un protagonismo como Mauricio Macri.
Ah no si Milei y su hermana no hacen o no resuelven. La gente los puso en el pasado y lamentablemente no entienden cuál es el rol del pasado, porque en el mundo hay dirigentes que con prestigio, han obtenido la posibilidad de seguir influyendo desde otro lugar. Hoy influyen negativamente los expresidentes Kirchner y Macri en la Argentina, porque lo único que buscan es tener el protagonismo permanente, un protagonismo que la gente lo negó en la urna y que hoy tienen encima imágenes que rozan el setenta por ciento y son imágenes negativas.
Como consecuencia de todo ese pasado que no puede irse, la Argentina hoy lucha para tratar de hacer pie y hoy tiene un presidente nuevo outsider fuera del sistema. Como consecuencia de esos fracasos sistemáticos y hoy en la Argentina hablamos de un dato de una baja de casi quince puntos en la pobreza. Claro rápidamente que como creo en los números, cuando son dramáticos, creo en los números cuando hay o no hay un descenso, o sea, creo en el crecimiento y creo en el descenso de los números. Por qué? Porque el INDEC para mí está bien manejado en la Argentina.
Es serio. Volvió a tomar la seriedad que necesitaba porque en algún momento inventamos datos en la Argentina para creernos que no pasaban ciertas cosas o escondíamos la pobreza porque decíamos que estigmatizaba a los pobres y en realidad lo que estábamos haciendo era subir notablemente la pobreza, pero no contarla para que no se note. El INDEC, como les digo, siempre, está a cargo de alguien que traspasó una frontera. El señor Marco Lavagna, que es absolutamente serio y responsable y que fue elegido por una gestión un gobierno, el de Alberto Fernández y otro gobierno, el de Javier Milei. Cuando algo se comparte, la Argentina, que es prácticamente imposible porque el que llega demuele todo lo anterior, marca un precedente realmente importante para tener en cuenta.
Y así como creí, la de cincuenta y dos coma nueve, creo el número nuevo que tenemos de treinta y ocho coma uno. Más allá de la Vania hay un mismo sistema, hay un mismo indicador y estos indicadores sociales nos permiten sentir un alivio. Por supuesto que el número hoy de pobres en la Argentina es brutal. Diecisiete. Coma nueve millones. Hay una pobreza estructural de la cual nos va a costar salir yo cuando escucho en campaña político que hablan de agua y de cloacas y de asfalto. Digo qué atraso, por el amor de Dios que tenemos en la Argentina.
Esto es pobreza estructural. Esto es una pobreza de la cual nos va a costar salir, que no solamente es la pobreza del bolsillo, sino es la pobreza intelectual a lo que nos sometieron a romper valores, a romper vínculos, a romper cuestiones morales, a creer que vale todo lo mismo la cultura del subsidio total, para qué voy a laborar? Para qué me voy a forzar la cultura de la birrita, del porrito y de algunas cosas que la llevaron a la Argentina a una decadencia bestial. Uno dice cómo se soluciona? Debe ser tan fácil? No, no es tan fácil porque hay que trabajar duro para bajar la inflación.
Y acá en la Argentina algunos nos hicieron creer. Che, mirá que con inflación no es malo, es un poco de inflación, un poco de inflación. La ola viene y se lleva pobres de la costa permanentemente y la baja de la inflación es algo clave para bajar pobreza. Y la otra clave son los planes sociales cuando tienen un rol determinante en el bolsillo de la gente, no cuando se hacen para captar votos, no cuando se hacen para condicionar gente y utilizarla como si fueran ganado, para ir a la puerta de un ministerio a hacer un acampe o a que le pasen lista para ver si están presentes o ausentes para que se transformen en un número en una convocatoria.
Esos personajes hoy salieron hoy las mamás que cobran una asignación universal o que cobran una tarjeta. Alimentar la cobran limpita y es para los hijos. No es para ningún dirigente social que levanta las banderas de los pobres y se queda coladita en los bolsillos. La asignación de veinte mil pasó a noventa y tres mil. La tarjeta alimentar pasó a estar limpita. Repito, son números altísimos los que nos quedan diecisiete millones novecientos mil. Son números auspicioso porque la flecha va para abajo. Y porque la inflación tiene que ir para abajo.
Hay que exigirle al Gobierno de Javier Milei, que la inflación empiece con uno en los próximos meses y que vayamos a lo que hacen todos los países serios del mundo, no los países que despilfarran dinero y los países que fabrican pobres armando inflación con gastos totales que no llegan nunca precisamente a los pobres. Y otro dato importante, la caída de la indigencia. Hoy lo contaba bien Candelaria de la azota. El indigente es aquel que está peor que un pobre que no sabe si esta noche va a comer. Y me parece que en la Argentina tenemos que ir camino a esto, a bajar la indigencia, a bajar la pobreza, bajar la inflación y a tratar que la gente, en un contexto de tantas situaciones complejas, difíciles y arbitrarias viva un poquito mejor.
Esto es mirar el futuro. Esto es mirar un presente con una flecha que hoy, gracias a Dios, apunta para abajo está en rojo, eh? Diecisiete Coma nueve millones de personas que están bajo la línea de la pobreza, pero es una línea que nos permite mirar para adelante en una Argentina que, lamentablemente para algunos miran permanentemente para atrás, como les decía en el principio del comentario, pendientes de Cristina Fernández, pendientes de Mauricio Macri y no pendientes tanto de un futuro o de un camino que tal vez tiene nuevos protagonistas. O, como dijo Kicillof en alguna oportunidad nuevas canciones que nos vamos a tener que acostumbrar a cantar porque el tiempo pasa y algunos ya se han puesto muy viejos.