Es el Día Internacional de la Felicidad y uno en otras partes del mundo.
Y yo tengo familia que lamentablemente por mí, pero alegremente por ellos, porque los veo que viven de otra forma, están lejos y viven en otra parte del mundo y uno ve en otras partes del mundo sin irse tampoco a los extremos del primer mundo que la palabra felicidad tiene que ver con el transcurso del tiempo, salvo que uno tenga algún inconveniente muy serio o que no acompañe la salud o algún drama de los que podemos tener en nuestros afectos muy cercanos.
Por lo general, la vida tiene una cronología que te va llevando estación por estación para ir entrando en zonas donde te vas relajando, donde vas disfrutando o en donde vas entrando en lo que se dice el Jubileo.
Por eso la palabra jubilación viene del Jubileo, de descansar, de frenar la cabeza, de disfrutar lo que fueron los objetivos que se fueron trazando a lo largo de la vida.
Pero venimos a nuestra querida Argentina y todos los días nos encontramos que encontrar la felicidad nos cuesta mucho porque tenemos que ir a nuestros refugios naturales, que son la familia, los amigos, el tener trabajo, el sentirnos bien y estar con buena energía y buena salud.
El amor, los buenos vecinos, los buenos compañeros de trabajo, los proyectos que son una herramienta tienta para mantenernos vigentes y vivos. Bueno, ahora vienen seis días, me voy acá o mesto para mejorar mi casa o ayudo a tal persona para solucionar.
Pero en la Argentina, más allá de los refugios propios que tenemos todos como humanos metidos en nuestros genes, es muy difícil encontrar la palabra felicidad cuando la felicidad depende de todos aquellos que tienen que hacer cosas para que nosotros estemos mejor.
Yo veo que estamos ante días realmente muy, muy complejos y veo que la sociedad argentina tiene una tolerancia muy, pero muy fuerte y me parece muy bueno.
No hay que tolerar situaciones como la corrupción. No hay que tolerar si tus situaciones como la injusticia es de luchar por un trabajo decente y ver que enfrente hay noventa que están colgados en un puesto político, que no van a laburar y que cobran una fortuna. Ese tipo de cosas.
Yo no las justifico, pero sí el hecho que exista una esperanza. Y ayer, aprovechando que se cumplieron los cien días de este presidente nuevo, que Javier Miley, cuando a la gente le preguntan qué siente mirando hacia adelante, habla de la palabra esperanza, con índices que van subiendo cuanto más pobreza hay.
Miren qué llamativo esto En la clase media, un veinticinco por ciento tiene esperanza en las clases bajas, un veintiocho, el número crece y yo creo que esto tiene que ver como consecuencia de lo que recibe Javier Milei, que es un hombre ajeno a la vida política argentina como consecuencia de la herencia económica, de la herencia social que tiene y de la herencia delictiva a través de A a través de tantos hechos de corrupción, porque no es posible.
En la Argentina todo lo que tocan tiene pus, vagos por todos lados que no pueden justificar su presencia en un trabajo. Organismos del Estado que no sabemos para qué están organismos que son importantes como el INA y que tienen que disolverse.
Yo creo que no hay que cerrarlo, pero que tienen que disolverse por la ineficiencia y por la cantidad de gente que no tiene sentido en su función un Ministerio de Justicia que tenía seis mil empleados y que cuando intentaron controlar a la gente se escapaba y rompía la huella esta que tienen algunos organismos o lugares laborales privados para registrar la presencia o la ausencia de sus empleados. Pus por todos lados, curros por todos lados.
La justicia investigando este tema de los seguros que lo tiene Alberto Fernández como bandera y que tendrá que dar una explicación muy, muy lógica para sacarse de encima un hecho gravísimo que hoy le están imputando a él y a un grupo de amigos vinculados al tema de los seguros.
Y yo me pregunto siempre qué es la felicidad y la esperanza está metida acá en las clases más bajas, en esta Argentina que ha sufrido una poda que nos alcanzó absolutamente a todos porque sabíamos que teníamos durante mucho tiempo alta inflación.
Pero hoy tenemos alta inflación y tenemos recesión y hoy consumimos menos y hoy cambiamos de hábitos y hoy cambiamos de costumbre y hoy cambiamos a los chicos de la escuela y hoy tal vez no tenemos el transporte que lo lleva y no compramos esto y no compramos el otro o no cubrimos la salud como la queremos cubrir, pero hay esperanza y me parece que eso está vinculado con la posibilidad de generar esa felicidad de la cual tenemos que tener como eje de vida.
Y después están los jóvenes que en gran parte votaron a Javier Miley porque después hay otra porción de gente que en su momento votó a Bullrich, pero son sectores adultos, mayores y jubilados. Y ahí vienen los jubilados.
Que la Argentina no entra en el Jubileo, porque quedó claro que el apodo de sus haberes fue uno de los pilares para conseguir el superávit que hoy tiene el Gobierno argentino y una de las urgencias que tenemos en el día de hoy. Una de las urgencias que tenemos en el día de hoy.
Paliar la pobreza estructural que tienen los jubilados argentinos desde hace mucho tiempo, pero haciendo una reforma, ni emitiendo dinero ni pidiendo dinero hablando claramente que la Argentina con siete millones de personal en negro fuera de registro. Nunca vamos a tener jubilaciones dignas.
¿Qué es la felicidad en la Argentina y el matecito? El encuentro en casa, que los chicos vayan a la escuela, pequeñas cosas que nosotros los argentinos las hacemos grandes, porque las grandes de verdad, muchas veces no la tenemos a nuestro alcance y aquellos que podrían facilitarnos algún tipo de cosa no lo hacen.
Yo ayer pedía por favor que el secretario o el ministro de Salud no me importa si es secretario o si es ministro aparezca y nos dé un formato de cómo está el dengue en la Argentina.
Como también me encantaría que hoy alguien nos explique cómo va a ser vivir en la Argentina con un cambio tan sustancial climático que tenemos que hace que el nueve de julio y esté en ruinas, que Bragado haya tenido una noche atroz, que en azul estaban desesperados por el crecimiento de un arroyo o que acá se vuele una baranda y mate a una persona en plena ciudad de Buenos Aires o que una gomera vuele por los aires.
Acá en Avellaneda necesitamos esa presencia. El Estado no es sólo aparecer cuando hay elecciones, sino pregúntenle a los vecinos de José C. Paz que ayer se quejaban porque ante esta epidemia de dengue colgaban fotos en las redes sociales mostrando la mugre, la desidia, la acumulación de agua, la acumulación de basura y el no poder resolver nada, decían Salís al patio y tenés un foco en tu cara porque nadie resuelve absolutamente nada.
Repito lo que dije ayer hagamos una campaña seria para interiorizarlo Qué está pasando con el dengue y cómo cuidarnos y cómo prevenirnos.
Porque veinte casos diarios en cada hospital de la ciudad de Buenos Aires están detectando a esta hora, que es la felicidad, que nos cuiden, que nos protejan, que nos traigan ideas, que nos hagan sentir más seguros, que podamos salir en paz de nuestras casas, que podamos retornar en paz a nuestras casas y la iluminación de alguien que económicamente algún día le dé a la Argentina una estabilidad que no tiene desde hace mucho tiempo.
El resto lo manejamos nosotros, el matecito, la amistad, que es uno de los pilares de Argentina, la familia, los encuentros, las salidas, el fútbol, el teatro, el cine, los grandes pensadores. De acá salió un Favaloro o de acá salió un Papa rumbo al Vaticano. De acá salieron futbolistas grandiosos. De acá salieron muchas cosas.
Necesitamos que la felicidad también venga construida desde algunos otros lugares, desde algunas otras UCIs, donde se maneja el verdadero poder y el verdadero futuro de una república.
Ojalá sea mientras tanto, seamos felices a nuestro estilo, al estilo argentino.