Como todos los días, y a esta altura, cuando ya vamos promediando ocho horas de paro, tenemos que decir que el paro en la Argentina, pase lo que pase, se va a transformar en un éxito total y absoluto por una razón clave y un común denominador.
Y es que no funciona el transporte público al ciento por ciento. Ni siquiera a la mitad. No se mueve un tren, no se mueve un subte. Hay líneas de colectivos que en forma parcial están en estos momentos trabajando. No hay vuelos de cabotaje, no hay vuelos internacionales. Quien está dentro del país no puede abordar un vuelo como una señora que dialogó hace un rato largo con nosotros, de Tucumán a Tierra del Fuego y tiene viaje a las tres de la mañana. Boca Juniors, equipo argentino que jugó en Asunción, no puede regresar al país. Noventa y tres mil personas afectadas simplemente por los vuelos, seis millones y medio de personas afectadas en el transporte público. Sin duda que si no hay transporte es prácticamente imposible. Porque hay otra realidad, la realidad económica, donde una persona en algún momento decía buena, no tengo colectivo, me tomo un taxi me tomo un remix, me tomo una combi, Me tomo no sé qué cosa. Hoy todo eso tiene un valor incalculable en la Argentina y es imposible, sin duda, que el gran éxito vuelvo a repetir es el transporte público.
Después, por supuesto que cuando abrimos el concepto del paro en general nos vamos a encontrar con un montón de gente que va a decir Che, tengo motivos para parar. No me alcanza la plata. La jubilación se me hizo añicos. Mis ingresos han mermado. Tengo problemas para pagar la cobertura médica. Tengo problemas para esto. Tengo hay problemas. Si son todos nuevos, no. Algunos se ajudi, iniciaron, Sí, pero yo siempre marco lo mismo. Estamos ante un Gobierno que es consecuencia del fracaso de las dos expresiones políticas más potentes de Argentina en los últimos veinte años el Guillermo y el macrismo.
Como consecuencia de esto aparece un candidato que en dos años se transforma en presidente de la nación. Entonces hay motivos? Sí, pero son todo motivo generado por la actualidad. No sería muy injusto decir, por supuesto que tendrá un plazo y tendrá un tiempo hoy. Yo les decía que analogías cuando saca una encuesta y le pide a la gente que trate de describir en una palabra su estado de ánimo actual. Cuál es la palabra que utiliza? En abril del veinticuatro? La palabra es esperanza y en julio del veintitrés es cansancio, decepción y desánimo.
Entonces me parece que a esa palabra esperanza el Gobierno le va a tener que poner combustible para que la gente pueda creer en lo que es en esta cruzada que hoy cree es el camino para sentirse mejor, como con resultados económicos, bajando la inflación, ordenando los precios, terminando con la corrupción brutal que tenemos en la Argentina, modificando situaciones que han generado esa situación de cansancio. Hay una sobreactuación de la CGT Sí, sin duda, porque siempre hay una tendencia a hacerle paros a los gobiernos no justicialista. Veintiocho paros a los cuatro presidentes no justicialista, dos en cinco meses a la actual gestión, mucho menos al justicialismo. Ni que hablar a Alberto Fernández cero en cuatro años en un Gobierno que tuvo tantísimos inconvenientes para hacer pie en en la Argentina.
El Gobierno tendrá que entender que el paro es importante, que hay que negociar. Pero el Gobierno también interpreta que aún negociando la CGT entró en un clima de sobreactuación. Por qué? Porque de sesenta artículos de la ley laboral original en el Senado se limpiaron muchísimos y quedaron dieciseis, porque la caja no se le tocó al sindicalismo argentino, que es una de las cosas que ellos cuidan como un tesoro y está bañado en oro. Eso es prácticamente intocable. Pero la sobreactuación de haber estado cuatro años sin mosquearse hace que hoy tengan que estar en esta dinámica au negociando con el gobierno, como me dijo es obrero.
La CGT negoció con el Gobierno argentino. Tienen que sobreactuar para tratar de este modo complacer un poco a las bases que están en una situación de impaciencia teniendo en cuenta el momento económico y teniendo en cuenta lo que hizo la CGT durante cuatro años, para terminar en un día donde sacaremos conclusiones cuando vaya terminando.
Mañana es viernes, mañana es diez. No creo que haya ninguna modificación sustancial que nos cambie la vida. Sí podrá haber algún tipo de presión sobre los senadores que han sido amenazados para cambiar su voto en un contexto de pato. Temo realmente incomprensible en la Argentina. Y como mensaje final me parece que es un día donde cada uno tiene el derecho a hacer lo que sienta aquel que cree que está afectado y tiene que parar, que pare y no lo sancionen. Aquel que desea ir a trabajar, que pueda y no que se suba a un colectivo, que hay un servicio acotado y lo revienten a piezo porque no se pueda subir.
Me parece que hay otra Argentina que no es ni la argentina de la CGT, del prepo, del pater de la presión o te saco todos los servicios y vos no podés viajar. Y me parece que es la argentina de la marcha universitaria, donde más de quinientos mil personas sólo en Buenos Aires y casi un millón en toda la República Argentina salieron pacíficamente, ordenadamente, diciendo que algo no les gusta y sin ningún tipo de inconveniente votando a este gobierno o no, votando lo, pero no imponiendo cosas, no creyendo que desde la presión absoluta y desde la imposición absoluta se cambian las cosas, las cosas se cambian dialogando, las cosas se cambian encontrando alguna idea superadora y me parece que hoy no la tenemos porque el Gobierno tiene una postura y la CGT tiene otra.
Pero lo que no vemos es una idea superadora para que vos y todos los que nos están escuchando intenten tener un día un poquito mejor. Lamento profundamente que los chicos pierdan el día de clases.
Lamento profundamente que chicos que van a comer a las escuelas hoy no tengan garantizado el servicio. Y lamento profundamente que perdamos un nuevo día, porque mañana nada cambiará y todo será igual. Y lamento profundamente que no podamos elegir tomar un colectivo o no tomar un tren o no tomar un subte o no tomar un avión o no para ir a trabajar o a donde sea, y que haya alguien que imponga las condiciones de situaciones que no son de los gremios, sino que son de la gente, los servicios públicos. Ojalá termine todo en paz.