Han sucedido algunas cosas en materia de seguridad que me permiten replantear lo que planteo desde hace mucho tiempo. Si no cambiamos cosas, vamos a seguir cometiendo los mismos errores y los mismos fracasos de siempre.
Argentina. Somos un país muy particular, porque si no fuera bien en todo, uno dice cheque Bueno, nos va bárbaro en todo. Somos estupendos en materia económica. Somos, pero brillantes en materia de seguridad. Somos brillantes porque la verdad es que nos va bárbaro en materia laboral.
Mañana vamos a hablar un poquito más largo de esto.
Pero saben cuánto absorbió el empleo privado en estos últimos años? Un un dos por ciento contra una demanda de dieciocho?
No, pero no toquemos nada, no reforma nada, porque y no reformamos nada y no tocamos nada porque nos va pésimo y queremos estar siempre navegando las aguas del fracaso en materia de seguridad. Pareciera que nos pasa lo mismo porque suceden cosas y hay gente que pide cambios.
Y acá sí. Yo digo la verdad que me sumo a los pedidos de Patricia Bullrich, a los pedidos de Maximiliano Puro, a los que dicen Che esto no va esto hay que modificarlo. Delito de adulto pena de adulto, porque si tengo quince años y ando con un calibre treinta y ocho o tengo quince años, voy y mato a Bruno, el playero, a la estación de servicio y tengo dieciséis años. No soy un nene o no soy aquel adolescente de hace cuarenta años que se manejaba en un marco de crecimiento y de inocencia totalmente diferente a lo que son los tiempos de hoy.
No queremos cambiar nada, no queremos cambiar nada. Entonces repetimos los mismos errores permanentemente. Ojalá. Ojalá que a los pedidos de Bullrich, a los pedidos de puro, encontremos resonancia para estos tiempos, no ideología barreta política que no sirve para nada y que sirve solamente para alimentar los fracasos de hoy.
El fin de semana, un hombre le arrancó una cadenita a una turista italiana en el obelisco y fue detenido. ¿Por qué?
Porque en la ciudad de Buenos Aires tenemos un sistema de cámaras que permite ver absolutamente todo. Pero lo grave de todo esto, que por supuesto no es que la turista ande con una cadenita de oro, porque siempre está el ridículo o la ridícula que va a decir Che. Pero esta mina no se da cuenta no, la verdad que no hay que andar porque es muy inseguro Buenos Aires, pero tendríamos que andarlo con lo que se nos da la gana, porque lo que tendríamos que lograr es que los chorros no estén libres, robando y no que la gente tenga que decir No uso más el celular, no uso más la cadenita, no uso más el reloj, no uso más el auto, porque si no lo simplificamos a un sistema que creo que no es el conveniente.
El problema de esto es que este hombre al margen, luego de ser capturado por el buen sistema de cámaras, tenía diez antecedentes en su haber.
Le robó la cadenita a la ciudadana italiana, pero tenía diez antecedentes en su haber. ¿Sabe por qué? Por robo, por arrebato, por hurto, por tenencia de estupefacientes.
Y fue detenido el sábado a la tarde después de robarle frente al obelisco en un lugar muy visible. Una cadenita que tenía esta señora colgada en su cuello. Lo grave de todo esto, que este señor ladrón una vez arrestado llegó como corresponde a una comisaría y encontraron un extenso prontuario.
Hurto en el dos mil veintitrés, tentativa de robo en el dos mil veintidós tentativa de arrebato en el dos mil, veintiuno robo en el dos mil veinte, encubrimiento en el dos mil veinte, tenencia de estupefacientes y tentativa de robo en el dos mil diecinueve. Robo concreto en el dos mil dieciocho, otra tentativa de robo en el dos mil diecisiete, resistencia a la autoridad, incluido un robo en el dos mil catorce y otra tentativa de oro en el de robo en el dos mil doce.
O sea, comenzó su carrera delictiva en el dos mil doce. Con esto usted va a decir Pero qué nos estás contando, Paulo? Algo que sabemos absolutamente todo. Sí, no hay ladrón en la Argentina que no tenga una lista brutal de antecedentes, Pero qué tenemos que hacer para terminar con esto?
Promover la ley de la reitera para terminar con la puerta giratoria. Una cosa es la reiteración. Una cosa es la reincidencia. La reincidencia es para una persona que estuvo presa cumpliendo una condena y cuando sale vuelve a cometer un delito y vuelve a la cárcel. La reitera.
Es como el señor de la cadenita. Este ladrón tiene más de diez antecedentes, nunca estuvo preso y sigue reiteradamente robando en las calles, en este caso de la ciudad de Buenos Aires. ¿Por qué no vamos a una ley de reitera y le ponemos punto final a esto?
Hubiésemos evitado que diez o doce personas pasen un mal momento y que pierden un bien que le corresponde, porque la cadenita de oro es de la señora, no es del ladrón, pero tenemos los conceptos absolutamente invertidos y hemos dado rienda suelta a una versión muy favorable a todos los ladrones en la Argentina y que la tenemos que corregir rápidamente con leyes y una es la ley de la reiteración.
Diez entradas a una comisaría adentro se terminó. Punto Ley de reitera y terminamos con el Señor de la Cadenita de Oro. Lo mismo pasa con esta familia que la llama la familia Macana porque tiene la mala suerte de tener cuatro hijos adolescentes, ladrones con más de cien ingresos a las comisarías de La Plata. Y no estamos hablando de nenes o hermanitos de siete u ocho años.
Estamos hablando de ladrones que ya tienen quince, dieciséis porque son mellizos y son dos y diecisiete en breves mayores de edad. En breves delincuentes profesionales entraron cien veces a las comisarías de la Plata.
Pero como no tenemos ley, como son chiquitos de Dios y como no tenemos que modificar nada y como pobrecito cuando era chico y no sé cuántos sainetes, estamos fomentando ladrones a toda hora y en cualquier lugar.
Y hoy, para terminar con este capítulo brutal de la inseguridad que nosotros tenemos como consecuencia de no querer construir cárceles en la Argentina, porque si construimos cárceles admitimos que cada vez tenemos más delincuentes, los metemos en comisarías o en alcaldías.
En las últimas horas, aquí en San Telmo se fugaron ocho detenidos, recapturaron cuatro o cinco, pero todavía hay tres que están sueltos domingo a la noche en el edificio anexo a la Comisaría Vecinal uno B de la Policía de la ciudad. En Perú al 1000. Un importantísimo operativo para dar con estos tipos.
¿Saben por qué se da todo esto? Porque como no queremos construir cárceles, hay un registro de seis mil quinientos sesenta y tres detenidos en las comisarías o en las alcaldías que no tienen que estar acá. Un promedio de ochenta y dos por día. De esos seis mil quinientos sesenta y tres, dos mil quinientos noventa Tienen antecedentes.
Estamos repletos de presos en las comisarías porteñas y bonaerenses. Aquí más de dos mil en la ciudad. Novecientos diecisiete son extranjeros y los tendríamos que deportar. Urgente, urgente, porque no tenemos lugar.
No tenemos dinero ni siquiera para poder alimentarnos decentemente, como tiene que estar un preso, porque también tiene derechos distintos a lo nuestro porque está preso y perdió la libertad, pero con dignidad. Y no le damos ni la dignidad del espacio ni la dignidad del alimento.
Nada. ¿Por qué? Porque estamos con la idea de que no hay que construir cárceles o hay que inventar que vivimos en un país seguro. Vuelvo a repetir prendamos las alarmas y las luces por quedarnos tan en cuestiones ideológicas de poca monta.
Generamos lo que generamos en Rosario con el narcotráfico y hoy estamos arrepentimos del desastre, de la pérdida de tiempo y de las salas que le dimos a esta gente para terminar, dejando de lado el capítulo de la inseguridad. Repito Ley de reiteración.
No hay que volverse loco, no hay que dar vuelta al mundo. Lo hacen las sociedades que crecen, las sociedades que piensan las sociedades que están en contra de la delincuencia.
Acá pareciera que hay mucho político argentino que juega del lado de los delincuentes, no de la gente. La gente vive encerrada, preocupada, mirando para todos lados, gastando que la alarma que el perro, que el guardia de la esquina, que la seguridad del edificio cuando gastamos un fango de guita en seguridad.
Porque si algo gasta la Argentina guita es en lo público y en seguridad gastamos mucha y estamos realmente muy mal. Para terminar hace algunos días o algunas semanas. Yo vengo reiterando el hartazgo que tengo por el tema de El dengue, no por culpa del mosquito que apareció hoy y nos cambió la vida, sino por la falta de trabajo que se ha tenido en los últimos tiempos con relación a algo que sabíamos que iba a venir.
Por un lado, el Gobierno, que se fue donde la ministra Biti se retiró, se ve que no tenía idea que todavía estaba en el comienzo de un verano de una época tropical y no compró los reactivos que hoy faltan por todos lados, porque cuando hay problemas no hay mercadería, se acuerdan? Cuando empezó la pandemia no había alcohol en gel, no había barbijo porque los pedía todo el mundo. Bueno, ahora hay una enorme demanda de estos reactivos en Brasil, en Paraguay, en Bolivia, en todos lados.
La Argentina no los tiene porque no los compró en el momento que los tenía que comprar y porque las transiciones cuando se termina una elección y cuando gana uno y pierde otro en países como el nuestro no le prestamos atención y acá se tendría que haber hecho un trabajo conjunto entre la ministra saliente y el ministro entrante. No se hizo. No tenemos reactivos.
Al margen de todo eso, el secretario Mario Ruso la semana pasada tomó un impulso, pero quedó ahí. Se reunió con todos los secretarios o ministros de Salud de la Argentina. Hablaron del dengue, pero no aportaron ninguna solución. ¿Es necesario fumigar? No lo sabemos. No tenemos repelentes. Sí lo sabemos. Los repelentes que tenemos los tenemos a un precio desorbitado y hay un montón de delincuentes chorros que se aprovechan de el problema del dengue. Sí, lo sabemos. Nos tenemos que vacunar sí o no? No lo sabemos.
Una incertidumbre absoluta y total. Y creo que se resume en la frase de lo sucedido el sábado en la mesa de Mirta, donde hubo un profesional de primer nivel como Daniel López Rosetti, que hace lo que puede porque el doctor no tiene que estar dando clase de dengue. Lo consultamos porque es creíble. Lo consultamos porque sabe y me parece que la reflexión de Mirta, que no nos están cuidando, sintetiza un momento de altísima preocupación porque un dengue no es Me pica un mosquito y se me irrita la piel.
Un dengue cambia la vida de una persona para mal. Y si no, consulten a todos aquellos que están padeciendo dengue por primera vez y aquellos que lamentablemente lo padecen por segunda vez.