La semana no podía cerrar con una situación tan escandalosa como es la anulación de las pruebas del caso del puntero de la ciudad de La Plata al que agarraron sacando dinero con tarjetas de débito de 48 cuentas sueldo de la legislatura bonaerense.
Si no están muy al tanto de este milagro, en un país donde la Justicia es lentísima; en un país donde todavía hay hechos brutales sin esclarecer, como fue la voladura de la AMIA; el crimen de Nora Dalmasso; la muerte del hijo de un expresidente; la embajada de Israel; la voladura de Río Tercero; el caso Nisman, ayer la sala tercera de la Cámara Penal de Apelaciones de La Plata, con el voto de dos de sus jueces, el doctor Juan Alberto Benavides y Alejandro Villoldo, lograron lo que es un milagro judicial en la Argentina: que se determinara que la actitud de Julio Rigau, un puntero que estaba con 48 de débito de empleados fantasmas de la legislatura bonaerense, quede en la nada.
¿Saben por qué? Porque volvemos a toda esta historia donde la Argentina protege derechos que no son derechos, sino que protege complicidades, porque acá no había una orden supuestamente judicial para que interviniera la policía. ¿Y saben por qué se descubrió esto? Porque una señora, harta de ver un tipo con un montón de tarjetas de débito que atascó la cola, se acercó un policía y le dijo: "Aquí hay un hombre rarísimo que está con un montón de tarjetas, saca plata a lo loco, no avanza la cola, mete dinero". Rigau tenía más de un millón de pesos adentro de una bolsa
Ante eso, hay dos jueces que determinan que con esta estigmatización estúpida que planteamos en la Argentina y muchas veces cómplice, se hizo algo contra este señor, al que por poco le vamos a tener que entregar una plaqueta, porque ya le han restituido el dinero y esto queda en la nada. Es un escándalo desde todo punto de vista.
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