No dejo de sorprenderme en el día a día de nuestra Argentina. No dejo de sorprenderme cuando veo que los trapitos, cuidacoches, le pidieron al Gobierno tener un propio sindicato, y en este caso, coordinado por un exbarrabrava. Quiero decir que en la Argentina, la tarea del cuidacoches quedó absolutamente desvirtuada.
El cuidacoches era la tarea, o es en algunos municipios, de personas a las que, como tienen jubilaciones espantosas o algún problema físico, se les otorga la posibilidad de trabajar en el marco de lo que es un estacionamiento medido para poder hacer una pequeña diferencia.
Cuando vamos a estacionar y nos quieren vender la ficha o el ticket, lo que nosotros hacemos es darle un dinero y no pedir ni vuelto ni nada, porque es una tarifa mínima y es ayudar a una persona que realmente lo está pasando mal.
Pero los que vivimos o convivimos en barrios como este en Palermo o tenemos 30 años trabajando en las canchas de fútbol, estamos hartos de las extorsiones de los delincuentes, de los trapitos. Porque los trapitos dejaron de ser personas que ganan una moneda como un pibe en un semáforo.
Hoy, en la Argentina la palabra "cuidacoches" no significa un "trapito", es otra cosa absolutamente distinta. Hoy, el trapito en la Argentina es una mafia encubierta.
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