Por supuesto que estoy dentro de los argentinos, más allá de mi tarea como periodista expectante, porque supuestamente estamos en el comienzo de una nueva etapa, una nueva etapa que va a ser dura, compleja y difícil ganar a quien ganara.
De los cinco que se presentaron sabíamos que la tarea era muy, muy compleja, porque vuelvo a repetir desde hace mucho tiempo que el país, en un montón de situaciones, está muy, muy complicado, muy, muy complicado.
Debemos más de cuatrocientos mil millones de dólares.
Tenemos y lo repito para que no lo olvidemos, porque a veces hay que repetir.
Yo me acuerdo que cuando estudiaba la repetición de algunas cosas nos hacían memorizar.
Tenemos cuarenta y cinco por ciento de pobres, tenemos más de cinco por ciento de indigentes.
Tenemos chicos que no comen cuatro comidas diarias.
Tenemos menores de diez, dieciocho años donde el sesenta y dos por ciento son pobres en la Argentina y lo que marca que van a tener un futuro mucho más acotado.
Qué es lo que hay que hacer?
La verdad que yo no se los puedo decir, porque yo no soy ni economista ni ministro de Economía.
Yo soy dentro de todos los argentinos, un e un equilibrista que trata lo posible de vivir el día a día y no trazar planes muy largos a nivel país.
Porque desde que tengo uso de razón o desde que tengo otra cabeza diferente a los dieciocho años, veo un declive casi permanente.
Algún momento donde se abre un poquito el camino y uno dice bueno, esto parece más asfaltado, pero siempre andamos con muchos inconvenientes.
Hoy este Gobierno que asume le promete a la gente un ajuste y la gente viva.
Y aplaude por lo menos los que fueron a la plaza, la última, la última situación del domingo.
Yo les decía ayer que no sé si la gente aplaude un ajuste, lo que la gente aplaude o lo que pide es que el presidente que eligieron le cumpla con lo que les prometió.
Y es que a todos les llegue tal vez esta situación compleja que muchos argentinos viven y que otros viven en menor medida.
Yo creo que había una etapa de gestos en un principio, hasta que tengamos que ir a fondo con un montón de cosas cuando alguien nos apriete o nos diga Che guarda, pues se nos viene la hiperinflación.
Y ahí es cuando el médico nos dice Mirá que con aspirina esto no va más, tenemos que ir al quirófano.
Mientras tanto, vamos a tener gestos.
Estos gestos para muchos no mueven la aguja, pero para muchos les movilizan el corazón.
Y es lo que anunciaron el día de hoy, con la reducción de ministerio, con la reducción de secretarías de ciento seis a cincuenta y cuatro uno de sub secretarías de ciento ochenta y dos a ciento cuarenta ministerios de dieciocho a nueve.
Y en las últimas horas se tocó una fibra que es muy sensible de gran parte de la sociedad argentina y es el empleo público.
El empleado público no representa la vagancia argentina representa así un sector de gente que no hace absolutamente nada y se beneficia porque el Estado no controla.
Si yo no voy a laborar desde el dos mil veinte a un laburo privado duro, dos segundos treinta, porque no llego ni al dos mil veintitrés, me van a rajar, me van a echar, me van a exigir, me van a marcar pautas laborales lógicas y yo voy a tratar de crecer.
Yo voy a tratar de ganar más dinero.
Yo voy a tratar de progresar en mi vida Mucha gente ha tomado el Estado como un beneficio, como bueno, tengo esta changa Me apa en un dinero.
No tengo que concurrir Presto mi nombre.
Vimos el caso hace poco en la provincia tengo una tarjeta de débito, Cobro quinientos mil pesos.
Devuelvo un dinero, devuelvo todo, devuelvo algo, me dan una jubilación.
Cuando no estoy haciendo aportes me dan un servicio de mono tributo cuando no estoy tampoco haciendo ningún aporte, es decir, un desorden generalizado.
Pero que hoy estemos hablando en la Argentina de empleados públicos que no van a trabajar desde dos mil veinte.
Mueva mucho o mueva poco la aguja es una falta de respeto a toda una sociedad que paga más de ciento cincuenta impuestos.
Una falta de respeto a todos, a los estatales que laboran, a los estatales de carrera, a muchas familias argentinas que el padre le da su trabajo a su hijo porque hay toda una cuestión de dinastía en un empleo y que mucha gente cuida el Estado tendrá que tener las mismas reglas que el privado.
No puede ser que porque Yo soy un empleado en blanco en nómina, en el Estado hago lo que se me da la gana.
Tiene que tener el mismo orden de una empresa privada, donde hay un dueño que sabe lo que es pagar un sueldo, no un Estado que le trae una valija de guita y dice Che, toma, le pago a éste, le pago a la otra.
No sé quién entró, no sé quién salió.
Conozco gente contratada en el Estado que desde el dos mil veinte no va a laborar o hacen una tarea presencial mínima o han estado trabajando todo el año haciendo campañas políticas, pero no utilizando lo que es el sueldo para alguna tarea que nos compete a todos nosotros.
Así que me parece que en eso no va a haber ningún tipo de discusión.
Mueva o no mueva la aguja.
Hay que encontrar un formato y un ordenamiento donde los argentinos tenemos que empezar a respetarnos porque hay mucha gente que la pasa mal.
Hay mucha gente que no come las cuatro comidas por día.
Hay mucha gente que aún con la asistencia que le corresponde porque está mal con tarjetas a alimentar con asignación universal por hijo la está pasando pésimo, con una inflación altísima.
Entonces, por respeto a esa gente, todo eso lo tenemos que ordenar con Milei, con Massa, con esquiar y con Bregman o con Patricia Bullrich.
Un país no puede vivir en ese desorden generalizado de encontrar gente que cobra un plan que no lo necesita, gente que cobra un plan y no se rempadronó gente que cobra un plan y los encontraron paseando en cruceros por el mundo.
Son mil doscientos, son mil doscientos, son cuarenta, son cuarenta, son ciento ochenta.
Subsecretaría son ciento ochenta.
Me parece que hay un cambio en algunas cosas porque hay menos tolerancia.
Veremos después cómo lo solucionan?
Porque prometieron cosas de difícil instrumentación.
Hay poca tolerancia al corte de calle.
Sí hay tolerancia a la libertad de expresión.
Eso no está en duda.
No está en duda que los reclamos van a seguir, pero hay poca tolerancia a los cortes de calle.
Hay poca tolerancia a la vagancia generalizada en algunos sectores donde hay un mojón, un montón de gente que cobra y no mueve un dedo.
Y también me parece con lo que pasó con este patotero que le metió un botellazo a la comitiva de Miley, que podría haber arruinado la fiesta democrática del domingo.
También hay muy poca tolerancia a este tipo de conductas de personas que tienen causas pendientes con la ley y que están en la calle, que están maltratando, que están tirando una botella y que tienen una esencia muy complicada.
Porque en democracia el que gana, gobierna y el que pierde, respeta o intenta ganar dentro de dos años y veo que hay un sector de la sociedad que porque no obtuvo el resultado que deseaba, está intolerante, tirando botellas o deseando lo peor, tirando botellas y deseando lo peor.
Lamentablemente, cuando deseamos lo peor nos lo deseamos entre todos, porque vuelvo a repetir por cuatro años.
Guste o no guste la legitimidad, a este presidente se la dio el voto popular y si le va mal a la Argentina, no solamente le irá mal a Javier, Milei