Me tomo un minuto porque hace un rato hablábamos con la intendente de San Miguel de Tucumán, que tuvo un problema muy serio ella del justicialismo, cuando junto por el cambio, antes de irse, le dejó un paquetito de más de dos mil quinientos empleados, sin tarea, sin función, lo que llamamos comúnmente Mikis.
En esta modalidad que en el Estado hemos decidido instrumentar y utilizar como total no pasa nada, paga el Estado, no hay ningún tipo de problema.
El problema es que en la Argentina los números no dan ni en San Miguel de Tucumán, ni en el Gobierno de la ciudad, ni en el Ministerio de Salud, ni en la jefatura de Gabinete, porque tenemos dos chances que nos presten dinero, como hizo el fondo o los chinos, que ya no nos presta nadie o que emitamos dinero.
Como emitimos en la Argentina, fabricamos papelitos de colores y tenemos una inflación de ocho coma tres en el mes que pasó, una de quince en este que está transcurriendo el último noviembre y un promedio tal vez de veinte veinticinco en diciembre.
O sea, no podemos seguir con el jueguito cubrimos todo emitiendo porque esto nos trae una consecuencia gravísima, que es la inflación pegando en el palo para no transformarse en hiperinflación.
Mientras tanto, vemos como la ministra Viti deja también un clavo.
Hay entre cuatro mil y quinientos y cinco mil trabajadores que no tienen una tarea muy específica durante todo el dos mil veinticuatro, en lo que fue su tarea como ministra de Salud.
Esto fue promulgado.
El Veintiocho de noviembre no estuvo colgado en la web y por eso la sorpresa en las últimas horas, porque dispuso la extensión de contrato de planta transitoria durante todo el dos mil veinticuatro y ya está terminando su función.
Hoy tomó una decisión sin consultar a los equipos con los cuales compartió transición y habló con Nicolás Pose, el jefe de gabinete de Javier Milei.
En la jefatura de Gabinete pasó algo similar.
Pasaron a planta cien empleados cuando son contratados.
En algunos tiempos se estipulaba que el que se iba se iba con su gente y el que entraba entraba con su gente.
No en la Argentina.
El que se va no se va con su gente y el que entra entra con su gente y tenemos un sinfín un sinfín de cargos de puestos de dinero y de gente que no tiene funciones y tareas.
Decía hace un rato la doctora Chala que en Tucumán hay gente que ni siquiera tenía el espacio físico donde tiene que trabajar porque nunca fue a trabajar, solamente iba a cobrar.
Y en esta amplia reforma del Estado que pretende Javier Milei va a haber que hacer algunas modificaciones porque según el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento, hay casi tres millones y medio de empleados en la administración pública en todos los niveles nacional, provincial y municipal.
En algunas provincias el empleo público representa el ochenta por ciento del total.
Si están bien, no hay ningún problema.
El tema es que tenemos muchos inconvenientes para pagar todo esto, porque tal vez la señora Biti o quienes están en jefatura o estaban de gabinete, o los tucumano de Juntos por el cambio en la vida pagaron un sueldo porque nunca estuvieron en la actividad privada.
Es fácil no tener un presupuesto estatal o salirse del presupuesto estatal total.
Emitimos billetitos.
Y qué problema hay en la Presidencia de la Nación?
Hay cuatro secretarías, ocho sub secretarías, veintinueve unidades, cien direcciones y cuarenta y dos coordinaciones.
No sabemos para qué, pero todo esto está en el Ministerio de Economía.
Hay quinientos, treinta y ocho cargos en la alta dirección pública y cincuenta y tres cargos en la autoridad superior.
La Jefatura de Gobierno tiene trescientos ocho cargos, de los cuales doscientos setenta y siete corresponden a alta dirección pública, mientras que el resto de los cargos representan a autoridades superiores.
En toda la estructura de la Administración Pública Nacional tenemos ochocientos sesenta y uno direcciones de segundo nivel operativo Ochocientos sesenta y uno dirección setecientos sesenta y cinco coordinaciones quinientos treinta y cinco direcciones nacionales, barra generales doscientos noventa y uno direcciones de primer nivel operativo, de los cuales se conforman con subdirectores y au au auditorías adjuntas y veinticuatro unidades de auditoría interna y sectorial.
Nadie entiende para qué está todo esto.
Nadie lo puede entender.
El presidente electo apunta a reducir esta mega estructura que hoy consta de dieciocho ministerios de ciento, seis secretarías y ciento ochenta y dos sub secretarias en algo mucho más terrenal, algo hasta mucho más cómodo, mucho más dinámico y, por supuesto, mucho más económico.
Según la base integrada del empleo público.
El Gobierno deja cuatrocientos noventa y cinco mil quinientos ochenta millones de trabajadores que el setenta y uno por ciento pertenece a plan cuatrocientos.
Noventa y cinco mil quinientos ochenta eh millones, no, eh?
Número de trabajadores.
El setenta y uno pertenece a la planta permanente.
Veintiséis contratados, dos temporario y uno en contratos de locación y de obra.
Son números realmente importantes.
Mueven la aguja?
No lo sé, pero muchos no tienen cargo.
Muchos no tienen función.
Y la verdad que cuando uno lee la magnitud de todo esto, operativamente tampoco tiene sentido.
Ochocientos sesenta y uno direcciones, setecientos sesenta y cinco.
Coordinación.
Trabaja esto cómo se mueve, Cuál es el fin?
Qué nos aporta?
Realmente no lo entendemos.
Bueno, atentos entonces porque también vendrá una catarata de salida de estos cargos o de estos puestos o de estos ñoquis, y algunos van a salir a reclamar por la justicia.
Bueno, hay gente que a último momento las metieron de Prepo para que la nueva gestión tenga que asumir esta situación.
Y, por supuesto, antes de terminar el minuto, la frase del día pertenece a lo que pasó en el día de ayer, cuando Alberto Fernández saliendo por última vez de la Casa Rosada como presidente de la Nación.
Decía esto La verdad es que me voy con la tranquilidad de haber puesto todo lo que tenía que poner para ayudar.
El que me sucede no tiene que recibir un país que al año siguiente tiene que pagar diecinueve mil millones de dólares y al otro dieciocho mil como el que me tocó a mí.
Bueno, el presidente deja un país funcionando, Alberto el conformista, porque uno puede hacer una autocrítica o puede llamarse a silencio o puede contar la verdad, pero se va un presidente que nos deja un país funcionando.
Lástima que no vemos los resultados del funcionamiento.
No porque se retira un presidente, Alberto Fernández, el conformista que deja cuarenta y cinco por ciento de pobres aumentó la pobreza en su gestión.
Cinco por ciento de indigentes aumentó a la pobreza en su gestión.
De no existir planes, de no existir planes, este número, de acuerdo a lo que dice la UCA y el INDEC estaría orillando más del quince por ciento.
O sea, gente que no tiene nada.
Alberto el conformista entró con un dólar a sesenta y se va con un dólar.
Novecientos sesenta y cinco.
Alberto Fernández se va con un índice.
Él y su gobierno de desaprobación del ochenta y seis por ciento tuvo un setenta.
Se acuerdan?
Cuando estábamos en el comienzo de la pandemia y todo parecía desde otro lugar, desde un diálogo, desde verlo con Horacio Rodríguez Larreta, desde solucionando un problema gravísimo que tenía el mundo y también la Argentina.
Ochenta y seis por ciento de la desaprobación de este Gobierno se va sin la posibilidad de ser reelegido porque él podía hacerlo y no lo presentaron porque era un papelón.
No medía ni cuatro puntos.
Alberto Fernández, que deja un país en funcionamiento, se va con un frente electoral del cual formó parte Todo roto, sin hablarse con la vicepresidenta por más de dos años, el presidente que se va y deja un país funcionando, deja una educación en retroceso que estuvo discutiendo Baucher Sí, Baucher no.
Pero mientras tanto, las pruebas PISA nos pusieron al borde del descenso porque salvo Paraguay, que está un escalón más abajo, ninguno está peor que nosotros.
El presidente Alberto Fernández que dice que deja un país en funcionamiento se va con una inseguridad plena, un índice de ano permanente en todas las calles, un índice de narco impresionante, lo que está pasando en la provincia de Santa Fe y en muchos barrios carenciados del conurbano y la ciudad de Buenos Aires.
El presidente Alberto Fernández se va con una inflación del mil por ciento.
El el presidente Alberto Fernández se va con un empleo muy mal pago en la Argentina, con una clase media casi destruida y con gente que tiene empleo en blanco.
Igualmente es pobre el presidente que se jacta de la reserva que recibió a no sé quién deja reservas negativas por quince mil millones de dólares al rojo vivo, el Banco central y el presidente que se va en un país funcionando, nos deja con el recuerdo imborrable del papelón y la falta de respeto a la fiesta de Olivos, el vacunatorio VIP donde vacunaban a los, a los amigos y a los allegados al poder.
Y ciento treinta mil muertos en la pandemia por el covid, que, por supuesto, no es una responsabilidad directa, pero que tuvo, entre otras cosas, también el inconveniente dramático de empacamos con esa vacuna rusa porque no sé qué historia es del pensamiento de los que gobiernan.
Cuando teníamos la Pfizer mucho tiempo antes, ya a tiempo para tal vez salvar la vida de muchos argentinos.
Éste es el país en funcionamiento que deja Alberto Fernández Alberto Fernández, el conformista Alberto Fernández, el que llegó a decir hace dos días atrás que la pobreza en la Argentina está mal medida, porque la gente cuando la entrevista el INDEC dice ser pobre para recibir un plan.