 
  Y me tomo un minuto como todos los días para cerrar una semana. Uno dice, che, qué país loco, ¿no? ¿Cuántas veces le echamos la culpa a nuestra amada Argentina? ¿O qué locos estamos nosotros?
Porque si hacemos un comparativo del viernes pasado a este viernes, pareciera que dos países conviven en uno. Pasamos de un viernes con un gobierno que parecía tenía la soga al cuello, con una inestabilidad de los mercados, porque veníamos contando las ruedas por la preocupación del dólar, con una intervención de los Estados Unidos, que algunos delirantes decían, bueno, les vamos a tener que entregar por poco las cataratas, por el favor que nos están haciendo, y con una inestabilidad política brutal, pensando qué pasa el lunes, económicamente hablando.Se hablaba de un dólar a dos mil cuatrocientos y no sé cuántas cosas más.
Este viernes es un viernes de distensión, porque no solamente el gobierno ganó con una contundencia increíble e impensada, sino que a partir de allí aceleró en alguna curva y decidió que hay que tomar decisiones rápidas en el contexto de triunfo y de euforia que siente, y ante la falta de ideas y una rotunda y categórica derrota de gran parte de la oposición. ¿A qué me refiero?
A que decidieron esta semana ordenar cuestiones de equilibrio de poder, que ojalá sean sensatos y entiendan que el equilibrio de ellos termina siendo el equilibrio de una sociedad, porque la volatilidad económica estuvo muy muy sujeta a la volatilidad política en la última semana, y pasamos de esa angustia de un viernes de incertidumbre a un viernes donde parece que se respira otro aire, y donde parece que suceden algunas cosas que el viernes pasado eran imposibles, como por ejemplo la gran mesa ayer de 20 representantes de las provincias, los gobernadores con el presidente de la nación.En un país normal esto no llama la atención, esto sería un tema común y corriente y obligatorio. En un país de políticos que se priorizan ellos antes que la argentina es un hecho excepcional. Ayer mirábamos con atención imágenes que para la argentina son extraordinarias y para la mayoría en el mundo son habituales, y es que un presidente que es la autoridad máxima de un país porque lo elige la gente, y en este caso lo ratificaron el domingo, se saluda cordialmente con todos los gobernadores.Por supuesto que había ayer expectativa en ver el trato de mi ley con Jorge Macri, se dieron un abrazo, es lo que corresponde, pero el presidente poco tiempo atrás le había quitado el saludo en la rural, en un hecho que algunos festejaron y que marcaba una intolerancia total y una falta de educación. Ayer vimos abrazos, algún beso, algunas manos fuertes extendidas, que es lo que corresponde, y me parece que tenemos que ir borrando esta cuestión, que todos nosotros lo veamos como excepcionalidad. Tiene que ser habitualidad y exigirlo nosotros, porque el país va a salir del punto muerto el día que empiece a sellar acuerdos, el día que digan, che mira, el gobernador de Salta, el gobernador de Misiones, hoy el de Tierra del Fuego, tiene una idea que la verdad nos barre a todos y vamos con esa idea y trabajamos con esa idea y no estamos siempre con los dientes apretados y montrando cara de malo o poniéndonos en modo electoral, entonces el año electoral, todo lo que construimos en el año que no es no electoral, lo reventamos a patadas.Un poco más de sensatez, un poquito más de conducta, un poquito más de pensar en los argentinos. Me parece que ese es el camino, pero yo ayer observaba, y en las redes sociales fundamentalmente, las tendencias, que lo excepcional en la Argentina forma parte de una cuestión, casi lo más importante del encuentro de ayer.
Es importante, por supuesto, pero tenemos que tomarlo como algo cordial y habitual y después ver los contenidos.Y ahora viene la otra parte, donde Argentina tiene que trabajar con urgencia en temas que son importantes, no para Milay, sino para la Argentina. Presupuesto, punto número uno. Punto número dos, reforma laboral.Tengan cuidado y no se llenen los oídos de los militantes que ven siempre todo mal y que no aciertan una, y de todos aquellos que dicen creerte una verdad que todavía no la tienen. La conclusión de la reforma laboral es que los que hoy están a la deriva en la Argentina, porque están en negro, sin ningún tipo de derecho, pisoteados laboralmente hablando, van a tener derechos. Tal vez no los que tenemos desde los convenios de 1970, porque era otro mundo, era otra Argentina, era otra modalidad.Hoy no podemos pretender que nos den feriado el día del cumpleaños. Atrasa, por ejemplo, para citar un ejemplo.
Hoy hay cosas que son dinámicas, hay cosas que cambiaron la sociedad, el mundo, los países que crecieron, pero van a tener mucho más que hoy.Entonces pensemos eso. Hoy todo lo que están en la informalidad va a una jubilación de 300 mil pesos y llegan, o tal vez a una Puan, porque no tienen un solo aporte. Hoy no tienen una cobertura médica, hoy tienen que salir a trabajar todos los días, se sientan bien, se sientan mal, tengan fiebre, porque si no, no recaudan, no tienen nada.Y veo del lado de los que estamos en blanco por otros tiempos y por otra Argentina, que hay hasta una cuestión de individualismo. Ojo, a ver si me tocan algo a mí y entra otro y me saca algo.
Bueno, hay 9 millones de personas que están en la informalidad total y que van a tener otro camino y me parece que eso lo tendremos que en algún momento ponderar.Sea la idea de quien sea, no me importa si es de los radicales, no me importa si es de Milley, no me importa si es de Sturzenegger o si llega a ser del gobernador de no sé dónde. Ideas, por favor, porque de críticas, de comentarios sin sentido y sin contenido estamos saturados. Y el domingo la sociedad argentina marcó con un voto que nadie veía venir algo y hay que hacer lectura de lo que pide la gente y hay que estar atento a lo que pide la gente, porque así como un día te puso en el cielo, a los pocos años te pone en la puerta del infierno y después te lleva al infierno porque no te vota más o porque comienza a contarte las pulgas y saben quién son y cómo se manejan y qué hacen.Hay una sobreinformación, a pesar que nosotros creemos que no, de la sociedad argentina que no solamente se informa sino que vive, que padece la inseguridad, que padeció la locura de la inflación, que padece y padeció la corrupción en un país como pocos en la Argentina y un montón de injusticias. Me parece que están muy concentrados y muy muy atados a esta situación.
Pasamos de la semana de la locura y del signo de interrogación a la semana de la distensión.Ojalá podamos descansar las cabezas, ojalá podamos estar un poquito mejor en este tramo final del año, pero siempre exigiendo, siempre pidiendo, siempre un poquito más, porque para eso son elegidos y para eso están los gobernadores circunstanciales que tiene la Argentina. Y para terminar, tenemos una situación delicadísima en Brasil, me parece que las últimas alarmas y nos llevaron a plantearnos por distintas circunstancias el tema de lo que son nuestras fronteras, que acá también vamos a trabajar con mucha seriedad o exigir mucha seriedad, porque estos grupos narcos no se quedan en Brasil, no se quedan en Bolivia. Estos grupos narcos intentan venir a la Argentina, donde entienden que hay una justicia muy permisiva y algunos sectores políticos que están más cerca de los delincuentes, más cerca de los narcotraficantes, que de la sociedad común, corriente, normal y honesta.Así que a prestar mucha atención, no quedarse en los discursos, en las lindas frases, sino trabajar intensamente para que lo que hoy vive Brasil, un país que al lado nuestro económicamente nos saca una notable ventaja, está padeciendo en una de sus ciudades más impactantes y más importantes como Río de Janeiro. A prestar atención y a pedir que se trabaje, se piense y surjan ideas que revolucionen toda esta inestabilidad fronteriza que tiene la Argentina.


 
   
  