
Estoy bajo un estado de fastidio, pero al tope, porque a veces tengo la impresión de que vivo en un lugar donde no tengo muchos puntos de coincidencia con lo que veo diariamente. Pero tengo que luchar, aunque me repita, y aunque muchas veces reitere cosas muy parecidas. En realidad, no sé si son parecidas, pero son reiterativas porque nadie piensa en la gente.
Es un país que piensa a largo plazo, porque siempre hay una elección. Si no es la de este año, es la próxima, la legislativa; y si no, ya estamos pensando en la presidencial, pero el próximo turno. Nadie piensa la gente, como cuando ayer a las 4 de la tarde inventaron un paro, adelantaron un paro de transporte.
Mucha gente hoy nos decía que se quedó a dormir en su local o que no pudo dormir, que estaba en la puerta de una estación porque tenía que ir a descansar a la casa y a las 6 de la tarde estar de vuelta trabajando.
Hay una Argentina que trabaja; hay una Argentina que se rompe el alma; a la que no le alcanza la plata; que sortea la inseguridad todos los santos días; que viaja apretada sin ningún tipo de condición; que tiene que estar tolerando si un metrodelegado hace o no un paro, si un sindicalista decide parar un tren.
Es un desorden total, nadie piensa en la gente. Hoy, este gremio, APDFA, que nuclea a 3000 mil empleados con sueldo que están en 700 mil pesos, decide cortar una línea tan popular como el Sarmiento, que transporta 300 mil personas y nadie hace nada. No conforme con esto, van y cortan las vías y el juez federal de Morón, Jorge Rodríguez, dice "dialoguen". Doctor, por qué no se pone las pilas y cambiamos esta historia de una vez por todas. No se pueden cortar las vías. Es un delito acá y en cualquier parte del mundo.
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