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El editorial de Paulo Vilouta: "Hoy no es un día más"
El editorial de Paulo Vilouta: Hoy no es un día más
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Hoy no es un día más para todos los argentinos, porque hoy es treinta de octubre y si cerramos los ojos y nos vamos al treinta de octubre de mil novecientos ochenta y tres pasaron cuarenta años.

Parece mentira, porque cada uno de nosotros, los que tenemos la conciencia para poder recordar, porque ya habitábamos la posibilidad en aquellos tiempos de INS sentarnos a la vida democrática o tenemos un recuerdo porque éramos adolescentes o ustedes que tal vez me están escuchando y me dicen no, yo ya era una persona adulta aquel que votó por primera vez.

Bueno, tenemos todos un recuerdo muy fuerte con cerrar hoy los ojos y yo les pregunto imaginariamente se acuerdan dónde estaban o qué hicieron aquel treinta de octubre de mil novecientos ochenta y tres y todos tendrán un recuerdo muy diferente a lo que pudo haber sido cualquier elección en la Argentina, porque se cumplen cuarenta años de la vuelta de la democracia a nuestro país Y fue un día que quedó marcado histórico para todos los argentinos.

La semana previa fue una semana enloquecedor porque el veintiséis de octubre en la avenida nueve de Julio, en el obelisco, Alfonsín juntó un millón de personas.

Abrió el discurso con un rotundo Se acaba la dictadura y en aquel momento, cuando a lo largo de toda la campaña los actos estaban sintetizados con la palabra alfo Alfonsina.

En esos momentos la apuesta creció del radicalismo por la envergadura, por la magnitud, por la convocatoria.

Y esa noche del veintiséis de octubre el Alfonsina pasó a ser el Argentina.

Dos días después, el peronismo llevó la misma cantidad.

Algunos arriesgan un poco más de un millón a la nueve de julio para cerrar en el mismo lugar.

Imagínense lo que eran aquellos que también hoy escuchan y no vivieron ese momento.

Actos con un millón de personas, un millón de personas, algo hoy inimaginable. Cierren los ojos en cada una de las provincias o acá y hoy los actos son menores.

Hoy son los canales de televisión, las radios, las redes sociales, algunas muy modernas, como el tiktok.

Pero ya no hay más actos de esta cantidad. A partir de ahí, la euforia, la alegría, la contienda que para muchos venía muy pareja, entró en el silencio.

Llegó la vida electoral que los argentinos cumplieron, recuerdan hoy todos los medios de forma muy, muy estricta, porque el civismo había invadido a toda una sociedad que durante mucho tiempo vivió la falta de libertad y la sangrienta dictadura.

Tal vez nunca la sociedad nuestra, que somos muy proclives a buscar el atajo o a no cumplir, Tal vez nunca la sociedad se apegó tanto a las normas como fueron las horas previas.

Aquel día, el treinta de octubre, cuando la gente fue a votar.

Recuerdan los medios de aquellos tiempos que la noche del veintinueve, los cines, los restaurantes y los teatros se habían cerrado muy, muy tempranito.

Los boliches de aquellos tiempos ni siquiera abrieron.

No se vendió una gota de alcohol en la República Argentina y tal vez muchos marcan que puede haber sido una de las noches donde los argentinos, que somos bastante trasnochadores, nos fuimos a acostar muy muy temprano y llegó el treinta de octubre con un país que amaneció muy temprano, con mucha esperanza, con mucha ilusión, donde cada uno iba a cumplir un rol y fuimos a una elección brutal, tremenda, por la, por la afluencia, por el movimiento. En la calle estaba todo el mundo expectante del movimiento de los fiscales, del regreso, de ver la imagen de las urnas, algo que durante siete años habíamos dejado de ver en un país que tuvo una democracia muy, muy intermitente.

En la Argentina, hasta mil novecientos ochenta y tres, la calle estaba bañada de carteles.0Más que una salida electoral.

Es una entrada a la vida.

Alfonsín, Martínez, Unión Cívica Radical, Otros carteles que marcaban la cara de los contendientes.

Hay un solo movimiento nacional, el del pueblo trabajador looder Beatle Partido Justicialista Y allí el comienzo de un día eterno, largo, con colas, con concurrencia y con un fervor muy fuerte.

Porque los argentinos pensamos todos que cambiaba la historia, que dábamos vuelta a la página y que se distribuía no solamente la dictadura, sino que venían tiempos de bonanza generales.

Y esa noche, una noche de mucho teléfono de línea.

Todavía esa noche donde no teníamos la locura de estos tiempos de las redes.

La locura de estos tiempos y la velocidad de los teléfonos celulares y toda la historia hizo que la expectativa fuera muy fuerte para conocer el resultado final. Hoy se cumplen cuarenta años. Parece nada, porque todos vamos a tener algún tipo de recuerdo.

Yo recuerdo que éramos todos jóvenes, estábamos terminando la escuela secundaria, teníamos la ilusión que se terminaba, nada más y nada menos que el servicio militar obligatorio, que se podía ejercer otra vez la posibilidad de discutir, de debatir, de poder reunirnos en cualquier esquina de la ciudad de Buenos Aires, donde había mesas por looder mesas por Alfonsín, mesas por Allende.

La gente se re afiliada a los viejos partidos políticos, volvía una vida absolutamente distinta.

Pero si uno repasa estos últimos cuarenta años y hoy es un día muy emblemático porque es el triunfo de Alfonsín y es el triunfo de la democracia y el comienzo de una etapa lo que tenemos que preguntarnos hoy más allá de este jueguito, dónde estábamos, cómo lo recordamos, cómo lo vivimos?

¿Qué nos pasó en estos cuarenta años? Porque sin duda es el único sistema. No hay otro.

Creo que la discusión está absolutamente terminada.

En la Argentina hemos progresado, hemos madurado y hemos entendido también que los gobiernos empiezan y terminan, sean buenos, regulares o malos.

Por supuesto que tuvimos la experiencia traumática con el Gobierno de Fernando de la Rúa y esa racha fatal.

Pero luego empezamos a entender que todos los gobiernos comienzan y terminan el de Mauricio Macri, por ejemplo, o el de Alberto Fernández, hoy muy deficiente en muchos sentidos, cuando el año pasado algunos irresponsablemente hablaban de una Asamblea Legislativa y un punto final anticipado.

Eso lo hemos logrado y entendimos todos que es el único sistema capaz de modificar la vida de todos nosotros.

Porque elegimos porque votamos, porque decidimos, porque cambiamos, porque ratificamos o rectificamos.

Pero hoy, a cuarenta años de aquél triunfal, veintiséis veintisiete veintiocho veintinueve con campañas formidables y un treinta de octubre triunfal porque volvimos a votar, volvimos a decidir, volvimos a elegir.

Hoy la Argentina tiene que hacer un repaso, lamentablemente declinante en un montón de cosas, porque Por supuesto, volvieron los derechos. Por supuesto, volvió el debate.

Por supuesto, volvió el Congreso, que es la síntesis del Parlamento en la Argentina.

Pero hoy nuestros números son trágicos pobreza, indigencia en educación, en declive, Chicos que son casi semi analfabetos, que van a la escuela primero a alimentarse y después a educarse.

Porque la emergencia hizo que esto suceda así, planes por todos lados, trabajo muy precario y una decadencia en un montón de sentidos que tendríamos que observar.

Una justicia que no cumple el rol, que debe cumplir, un momento muy, muy delicado.

Por eso, más allá de la euforia más allá del reconocimiento, más allá de resaltar que el único sistema válido para vivir es la democracia.

Hoy, cuarenta años después de aquel enorme treinta de octubre del dos mil veintitrés, cuando la urna en aquellos tiempos viejas y de madera, comenzaron otra vez a tener vigencia en la Argentina, hoy el balance en lo general nos da en rojo y nos tiene que hacer reflexionar en el umbral de una nueva elección donde definimos la elección y donde decidimos quién gobierna y quién no gobierna en la Argentina.

Es el único sistema, un sistema que nos trajo alegrías, expectativas y esperanzas.

9:48Pero lamentablemente hoy esa expectativa, esa esperanza, se transformó en una lucha en un país que mirando sus números no de hoy solamente, sino de los últimos diez, quince, veinte, veinticinco, treinta o cuarenta, tal vez desde el kilómetro cero de esta nueva etapa, nos da en rojo rojo de a plazo rojo de lo que hoy sucede ya no con veinticinco, treinta cuarenta, sino con cuarenta y siete millones de argentinos.

Día importante, si lo hay, pero día para pensar, día para reflexionar y ojalá día para arrancar .

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