¿Saben cuánto aumentó la indigencia en la ciudad más rica de la Argentina, que es Buenos Aires, en un año? Un 42%. En este período, 77 mil porteños cayeron a lo peor, que es la indigencia. No tener casi nada.
Son los datos oficiales del primer trimestre que está aportando el INDEC. En un año, esa alza del 42% implica que pasamos de 182 mil personas a 259 mil, lo que significa que hay 77 mil mil indigentes más.
Es esa gente que usted ve en la calle, que duerme en la calle, que se la rebusca, que se baña donde puede, que pide comida donde puede, a la que que le prestan un baño solidariamente en algún local. Esa gente está en la calle y, lamentablemente, no hablamos solamente de hombres solos. Estamos hablando, en algunos casos, de familias. Datos tremendos.
En los hogares encabezados por mujeres, la incidencia de la pobreza es de 18,3% frente a un 13,3% cuando hay un jefe varón. Lo marcó porque muchas veces hablamos ligeramente del impacto en un país que hace 70 años vive, salvo períodos muy escasos, con esta inflación constante y permanente, y que pega de tal modo que solamente en la ciudad de Buenos Aires, en un trimestre, aumentó en 77 mil la cantidad de personas en situación de indigencia.
Desde el plano político, qué difícil siempre tener dos versiones sobre el mismo tema. Y esto sucede fundamentalmente en el oficialismo, donde ayer Cristina Fernández salió con los tapones de punta, tal vez anticipando lo que va a ser el manual de campaña, pero repartiendo palos mucho más para adentro que para fuera. Porque cayó Alberto Fernández, una vez más, a quien lo vemos en una situación tan deslucida, tan desdibujada, obsesionado con dar una batalla que finalmente tampoco pudo dar, como las PASO, donde estuvo hasta último momento pidiendo por Agustín Rossi, por Katopodis, por Tolosa, paz, por Cafiero.
Es un oficialismo que ahora tendrá que entrar en una nueva etapa, pero sabiendo que hasta diciembre lo tiene Alberto Fernández en el poder, aunque realmente no parezca. Porque si salimos a la calle a preguntar por dos o tres apariciones fuertes de Alberto Fernández o alguna gestión, creo que la gente ubica el poder en Sergio Massa como ministro de Economía y como candidato del oficialismo, y en Cristina Fernández. Pero no habla de Alberto Fernández ni por casualidad.
Y lo último, el insólito paro, por el que algunos alumnos quedaron una vez más sin clases. Lo lleva adelante ATE en rechazo a que en el día de los trabajadores estatales las escuelas estén abiertas y no den un asueto. La gente de ATE cree que hoy las escuelas tendrían que estar cerradas y de asueto porque es el día del estatal.
Lo explicó bien el ministro de Educación de la provincia de Buenos Aires: no es el día del docente o del auxiliar docente. Es el día del empleado público en la provincia de Buenos Aires. Y estamos ante esta situación increíble por la que, debido a esta protesta y a otras que se hicieron en las últimas horas y los últimos días, perdimos siete días de clases.
Y pasó también acá, en la ciudad de Buenos Aires, donde hay algunos gremios a los que les encanta no trabajar nunca, más allá de que hay un sinfín de docentes que tienen vocación, que tienen ganas, que toman a los alumnos casi como si fueran sus hijos. Pero estamos salpicados por un montón de gremios que hacen política y logran que los chicos nunca vayan a clases.
La semana que viene empezamos a jugar el mes de julio. Habrá 15 días de vacaciones de invierno y después vendrá agosto y tendremos algún otro conflicto. Cuando sumamos, los días de clases son escasísimos en un país con un nivel educativo y cultural en crisis, en un país con una pobreza alarmante, en un país donde solo en la ciudad más rica de Argentina, en un trimestre, 77 mil personas pasaron a ser indigentes.
Dejemos de jorobar con el tema de la educación. Son estos gremios, que defienden solamente a los propios, pero que no defienden a aquellos que están fuera de un sistema sindical que podría ayudar a que tengan vacaciones, a que tengan aguinaldo, a que tenga una prestación médica, y a que tengan derechos. Ampliemos los derechos para todos, no solamente para el grupito del sindicato, para otro asueto, para otro descanso y para otro día donde muchos descansan, pero en el que muchos dejan de aprender, de educarse y, lamentablemente, también hay que decirlo con mucha fuerza, de alimentarse.