Estamos todos arriba de un mismo barco llamado Argentina y, maneje quien maneje la situación, nos afecta a todos. No hay nadie que pueda sentirse exento, porque a veces en las crisis algunos pareciera como que lo disfrutan, y tenemos que entender que todos tenemos el mismo documento y la misma raíz.
Lo que sí tenemos que hacer cuando se ponga otra vez en marcha la campaña, es dejar de creer que vamos a torcer el pensamiento de mucha gente que hoy está en un clima un tanto cebado con Javier Milei, pensando que el futuro pasa por el CONICET o la apertura o el cierre del Ministerio de Mujeres. Me parece que no estamos entendiendo dónde estamos parados hoy los argentinos.
¿Es importante el CONICET? Muy. ¿Se puede privatizar? No. ¿Tiene sentido? No. ¿Qué tenemos que hacer? Como todo lo que forma parte del Estado, y no del Gobierno, monitorearlo para que todo esté dentro de un esquema económico de orden y, por supuesto, no puede estar partidizado porque el CONICET no es del Gobierno de turno. El CONICET es del Estado. Ahí están las cabezas más nutridas de la Argentina desde el punto de vista intelectual y no podemos estar en contra de este tipo de situaciones.
No podemos convencer a un votante haciéndole creer que todas las cosas que pueden tener algún tipo de falencia, están mal. Pero sí las tenemos que ordenar, porque si en la NASA hay 17 mil empleados, nosotros tenemos que ver por qué en el contexto del CONICET, en la Argentina, tenemos 25 mil. Y por supuesto, tenemos que priorizar lo que vale ahí: los científicos, no los acomodados circunstanciales.
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