Nos quedan dos meses para ir a votar y hace una semana que pasamos la elección, que se transformó no en una elección más, sino en una donde comenzamos a ver un fenómeno que hasta hace mucho tiempo en la Argentina no veíamos: la construcción de un tercer camino que muchísimos dirigentes con nombre, con peso, intentaron brindarnos para salir de esta grieta.
Y nos metimos en un terreno que hoy desconocemos. Primero, porque tenemos a tres candidatos competitivos para la elección de dentro de dos meses, cuando tengamos que votar. Pero más allá de la competitividad, de estos números que hoy a algunos le dan un 40% a Milei, un 30% a Massa y un 20% a Bullrich, lo que vemos es que hay un sentimiento de mucha euforia en muchos que votaron a Milei, como haciéndonos creer que hay un camino nuevo y que la vieja política ya no corre más.
Sé que a esta altura hay mucha consideración sobre algunos temas que no tienen certeza. Son aproximaciones para ver por qué se votó a Milei; por qué lo votaron sectores de altos recursos como sectores de bajísimos recursos; son situaciones que nadie puede afirmar, como por qué la contundencia de un resultado en 16 provincias donde no hay ningún referente local, ningún caudillo que haya traccionado votos.
En este contexto, apareció un trabajo, un cuadro de Isonomía que da cuenta de los sentimientos que prevalecen hoy en la gente. Y me parece que hoy, más que pararnos en un territorio de certezas y decir Milei salió primero por esto, lo que hoy tenemos es la posibilidad de meternos en los sentimientos de los argentinos, en nuestros propios sentimientos y tal vez de ahí sacar algún tipo de conclusión en lo que viene.
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