Tener una imagen negativa de un 70% para el presidente de la Nación debe ser brutal, ¿no? Y el 87% de un país manifestando insatisfacción por el rumbo de la Argentina. Creo que más que mala imagen, hoy la Argentina no ve a un presidente. Ve alguien que eligieron en su momento como una gran ilusión en un puesto absolutamente protocolar y en una tarea que no tienen ningún tipo de de significancia. Como que terminó el gobierno de Alberto Fernández, aunque está vigente, como corresponde constitucionalmente, hasta el mes de diciembre.
En las últimas horas, empezamos a hablar y ver con más fuerza a una Argentina totalmente intolerante. La Argentina de la intolerancia, la miremos por donde lo miremos, donde la descalificación tiene que ser siempre la moneda corriente.
Yo no puedo crear que en el año 2023, Nicolás Pino, que es el presidente de la Sociedad Rural Argentina, con lo que significa el campo en materia de recaudación para los argentinos, tenga que explicar por qué se dio un abrazo con un candidato a presidente como Sergio Massa. Realmente es insólito, pero tuvo que hacerlo.
Hay que salir a explicar un gesto que la Argentina necesitaría tener más seguido.
Y hablando sobre Juan Grabois, desconocemos absolutamente todo de él. Porque observaba con atención sus últimas entrevistas y no quiere hablar de nada: cuando le preguntan por su vínculo con el Papa, no quiere hablar; cuando le preguntan por su familia, no quiere hablar; cuando le preguntan por su patrimonio, no quiere hablar.
Cuando uno entra en la previa de una competencia para acceder a la función pública, que es nada más y nada menos que una candidatura a ser Presidente, guste o no guste, hay cosas que son públicas.
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