Empezamos la última hora de nuestro programa de hoy y me tomo un minuto, como todos los días a esta hora, para charlar y reflexionar con todos ustedes que nos acompañan. Gracias a Dios, todos los santos días, uno y el minuto de hoy, por supuesto, no puede apartarse de lo que estamos viviendo en Argentina con algunos casos. Uno que a mí particularmente no me llaman la atención.
Tal vez a ustedes sí, por el desborde, por el descontrol, por algo que yo mantengo desde hace mucho tiempo y que tal vez para algunos es una conducta muy de derecha o muy facha, que es el orden en cualquier sociedad para que funcione.
El mismo orden que tenemos en un lugar de trabajo. El mismo orden que tenemos en un edificio donde vivimos y tenemos un consort, un orden, un orden que en la vida lo da la vida misma, no? Y nuestros ejemplos y la educación Y nuestros padres y nuestros abuelos y nuestros maestros. En un país, una constitución en un país, nuestros códigos, los que determinan qué está bien, qué está mal la civilización propia de una sociedad y, por supuesto, también la convivencia. Nada más y nada menos.
En las últimas horas hemos vivido algunos hechos que nos llaman mucho la atención y que creo que parten de algo que vamos a tener que observar con mucha atención. Cuando en la Argentina decimos la declaración jurada de los funcionarios y de los políticos, la declaración jurada, como bien lo indica su nombre, tendría que ser un instrumento donde no hay ningún tipo de duda y donde no podemos falsear la vida.
El señor Martín Insaurralde, en su declaración jurada, está casi en una categoría de semi pobre en Argentina. Un ahorro de por vida de seiscientos mil pesos. Una casa en Lomas de Zamora valuada en doce mil quinientos dólares, diez millones de pesos en el área, dólares cero en el área. Euros cero.
Eso es una declaración jurada o eso es un dibujo ridículo para que no lo crea ni quien la confecciona, ni quien la firma ni quien la avala. ¿Qué es esto de las declaraciones juradas? Donde cuando abrimos cualquier caso que huele a corrupción vemos un desastre.
Ciento dieciséis mil pesos por mes lo que la señora recauda y en algún momento nos da cátedra después del escándalo que se armó haciéndonos creer que el buque es de no sé quién y los regalos se los auto regaló, habría que preguntarle la verdad, que me importa un bledo la señora Clerici en el vínculo con Insaurralde.
Pero como ciudadano que pago impuestos, me encantaría saber cómo un monotributo logra comprarse un reloj de ocho mil setecientos dólares, carteras y todas las cosas que se ha comprado, pulseras y las mejores marcas del mundo con ese ingreso tan escaso para ese tipo de bienes.
La verdad que sería fantástico porque la tendríamos que tal vez darle un espacio importante hasta los medios de comunicación. Dice Señora Clerici, cómo es monotributista a paga dos pesos. Veinte.
Ahora, en este momento de campaña, la liberan de tener que pagar la cuota. Y usted se puede comprar un rol, una cartera, no sé cuánto Vuitton, no sé, no sé cómo es la historia.
Tal vez nos puede dar un ejemplo el caso puntual de la señora Cirio, que tampoco es la responsable porque no es la funcionaria pública en algún momento, si se confirma este escándalo de una separación multimillonaria en dólares bueno, la señora Cirio se la va a perder porque no va a poder cobrar algo si ese dinero proviene o ingresa de un modo indebido, donde puede haber no solamente enriquecimiento ilícito, sino lavado de dinero. Caso dos terrible.
La señora esta del Banco Nación que ayer fue muy bien echada en otro de los escándalos que envuelven esta campaña. Porque ayer el candidato masa tuvo que presionar a la señora Batakis, que parece estaba un poco distraída en el Banco Nación porque ella nombró a un ex marido también que no sabemos qué función cumple.
Decirle a esta gerenta General, Señora Castro, señora. Lamentablemente, afuera, la señora Castro cobraba nueve millones de pesos por mes en el banco nación será la gerenta de no sé qué, pero cobraba nueve millones de pesos en el Banco Nación y gastó un millón ochocientos mil en contratar una numeróloga.
Nos cae bien Piti, La conocemos de los medios. Es un amor, es divina, pero un millón ochocientos mil pesos nos salió la joda de la numerología en el Banco Nación y no vengan con la historia que le hicieron un coach o que se dio un curso de no sé qué historia.
La mandamos por el banco, pagamos el palo ochocientos y que venga a hacerme los números al directorio del banco. Cuando yo tengo tiempo, esta señora nombró a un hijo y a un amigo del hijo la verdad, sin saber qué corno hacían en ese banco en sueldos cercanos a los novecientos mil pesos. Y algunos de ellos no le veían el pelo porque no pisaban nunca el Banco Nación.
La verdad que no está a la señora para dar subsidios al club del padre. Otra falta de respeto para los vecinos que pagan y se rompen el alma metiendo y pagando impuestos. Tienen que entender que lo público no es privado. Si le quiere dar un subsidio al club del padre, que se lo dé de su bolsillo. Y si no lo tiene, que se lo banque.
Problema de la señora no problema de los contribuyentes en un lugar en Loma de Zamora, donde hay más de trescientos ochenta barrios populares, con gente que vive muy mal, que no tiene una puta cloaca y no tiene una gota de agua y la señora está entregando subsidios al club del padre que ponga la guita como la del Banco Nación, un millón ochocientos mil en algo tan decadente y en algo que no tiene que ver con la la función, sino con un deseo personal.
Esto recién empieza. Tenemos el caso Chocolate. Vamos a encontrar no solamente en el frente de todos, sino también en juntos por el cambio a muchos que están dentro de esta modalidad de creer que lo público es privado de creer que el sueldo como funcionario es algo aleatorio ante la posibilidad de cobrar dinero fuerte y excesivo, negro y que viene de algo que no tendría que entrar al bolsillo de los funcionarios.
Como mínimo, tendría que ir y dispensarse en otro tipo de situaciones que esté alejada del beneficio personal de cualquiera de estos políticos, funcionarios o alguien que tenga el ejercicio de una cuestión pública.