Las elecciones de la provincia de Santa Fe dejaron un mensaje realmente interesante. Es lo que hoy estamos viendo los argentinos y lo que estamos sintiendo en las distintas formas con la cual pretendemos manejar. Más allá de la elección, aquí hay un claro ejemplo, donde se produjo un internismo muy, pero muy fuerte en la fuerza ganadora.
Lo que dejó la provincia de Santa Fe es el claro ejemplo de dos cosas: primero, que cuando se unen y suman, los resultados son muy buenos. Cuando no se unen y van hacia lo individual, terminan teniendo poca fuerza los espacios electorales. Porque al día de hoy ya no hay partidos políticos, sino que hay frentes electorales.
Y también vemos la conducta de ayer, donde el internismo extremo llevó a la situación de perdedor a varios. Junto por el Cambio le ganó con una contundencia tremenda al peronismo, o como quieran llamarlo. Pero el fortalecimiento del plan de Pullaro marcó una diferencia sustancial con el plan de Losada. Porque Pullaro intentó seguir una línea, que es la de Horacio Rodríguez Larreta, más dialoguista, más abierta, contra la de Carolina Losada, quien contaba en este caso con el apoyo de la señora Patricia Bullrich, que habla de todo o nada.
Algunos hoy, cuando hablan de este tipo de posturas, creen que hay que resolver todo con una prontitud exacta, minuciosa, pero contundente. ¿A dónde vamos? A que cuando llevaron el internismo al extremo, acusando a Pullaro de narcotraficante, de tener contacto con policías, lo fortalecieron en la interna.
Tenemos que tener y prestar mucha atención a cómo hoy el votante argentino empieza a definir tal vez lo que necesita, lo que piensa o lo que considera vital para los próximos tiempos de Argentina, después de vivir años de turbulencia permanente.