Con solo mirar un poquito las redes, que son el pulso de gran parte de la Argentina, uno se da cuenta del dolor que hay alrededor de la muerte de dos personas jóvenes, de dos muertes injustas, de dos muertes evitables, de dos muertes que no tendrían que haber sucedido. Porque Mariano Barbieri no tendría que haber muerto en la avenida Del Libertador, la avenida de la opulencia, la avenida de la seguridad, la avenida de las cámaras, aquí en Buenos Aires. Y Silvina Luna, con 43 años, tampoco tendría que haber muerto como consecuencia de haber hecho algo para estar un poquito más linda, más bella de lo que era.
Esto marca un poco también el pulso de lo que vivimos hoy los argentinos y lo que nos hace sentir tan mal. Porque ayer todos tuvimos un día doloroso y espantoso porque nos pusimos un poco en la piel de Mariano. Todos nos pusimos en la piel de Silvina, en la piel de la mujer de Mariano, en ese bebé que hoy no razona porque tiene dos meses, pero va a ser un bebé criado sin su papá; o en el hermano de Silvina, que tuvo que tomar una determinación tan brutal, tan terrible, cuando la ciencia ya no tiene ningún tipo de respuesta.
Y este es un país donde uno dice "estamos a la buena de Dios". Si no me mata un tipo en un parque de aquí, de Buenos Aires, o me mata a mi nieta, como fue el caso de Morena, me mata un tipo al que hoy estamos cuestionando por si tiene que estar ejerciendo o no la medicina. Cuando hay un sinfín de casos que marcan irregularidades, entonces o es una o es otra. Realmente, el problema es el mismo: que no hay orden, que no hay control, que cada uno hace lo que se le da la gana.
El señor Lotocki hoy está en su casa y el delincuente que mató a Mariano ayer no sabemos ni por dónde está. Una investigación lamentable. Una falta de respeto a la familia de Mariano. Ayer no buscaban, no entraban al parque porque estaba oscuro. ¡Déjense de joder, manga de vagos! ¡Laburen! Pagamos miles de impuestos para que tengamos eficiencia en todos los sentidos. Una manga de inútiles del primero al último.
Gracias a Dios que ayer había un perro, lo único confiable en materia de investigación. Hoy, a las 9:14, no sabemos quién mató a Mariano Barbieri. ¿Dónde está ese delincuente?
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